El trabajador se perdió en el derrumbe de las instalaciones el 6 de febrero de 2020 junto a su compañero Alberto Sololuce, cuyo cuerpo fue localizado el pasado agosto.
Urkullu es, nuevamente, lehendakari en Euskadi. En esta ocasión se le presenta una legislatura más complicada tras decidir formar un gobierno de coalición con el PSE, y reeditar aquello que ya hizo José Antonio Ardanza durante años un pacto transversal, entre diferentes, que tan difícil parece en la política española.
El PNV cree estar ante una de esas oportunidades de tiempo. El terremoto político provocado por las elecciones generales y la necesidad de dar paso a un nuevo tiempo y a una nueva forma de hacer política, sitúa a los partidos políticos en un escenario de transversalidad inédito.
La misma noche en la que el PNV ganó las elecciones, era obvio que la diabólica aritmética no le permitiría sacar adelante nada en el Parlamento de Vitoria-Gasteiz sin acuerdos previos. Con tan solo 27 escaños de 75, su anhelo por acceder al poder lo más rápidamente posible le ha llevado a un desgaste innecesario.
Iñigo Urkullu ha decidido volar ligero de equipaje. Viendo el retrato de su nuevo ejecutivo, es evidente que no corresponde al reflejo de un equilibrio entre las dos almas del partido: ha optado por conformar un gabinete donde prima la experiencia en gestión.