Seis agentes de la unidad de motoristas abandonan la isla, agravando la crisis que atraviesa la Guardia Civil en territorio ibicenco, una situación que sigue sin solución.
Así agradecía Pepi el apoyo a todos los que han intentado evitar su desahucio. La resistencia vecinal no ha podido impedir que finalmente tanto ella como Rosi, Mayra, Juani y sus familias se queden en la calle. Entre esas familias hay un bebé de un mes y una persona discapacitada. Sus casas han sido tapiadas por la policía y sus objetos han quedado dentro de los que eran sus hogares. Los alquileres de algunos de estos vecinos han subido vertiginosamente, en el caso de Rosi, de 400€ a 1.700€ mensuales. A pesar de que la ONU ha pedido que se paralicen sus desahucios y que políticas del Ayuntamiento de Madrid, como Manuela Carmena o Rita Maestre, hayan apelado a que los tribunales escuchen esas recomendaciones de la ONU, los desahucios han seguido su curso por orden judicial.
¿De verdad el arzobispado de Barcelona necesita construir una residencia (eufemismo flagrante) de ciento quince plazas? ¿El arzobispado de Barcelona no tiene ningún reparo en ejecutar una obra que gentrificará (otra vez la desagradable palabra) todo un barrio, todo para lucrarse con una operación inmobiliaria? ¿Es que la crisis no nos ha enseñado nada?
Hasta hace poco, la gente que aterrizaba en el aeropuerto de Portland (Oregon) se sentía enseguida como si estuviera en casa. La culpa de este rápido efecto de acogida la tiene la moqueta de aeropuerto más famosa de Estados Unidos, la PDX Carpet (PDX es el código del aeropuerto de Portland).
Hasta hace poco, la gente que aterrizaba en el aeropuerto de Portland (Oregon) se sentía enseguida como si estuviera en casa. La culpa de este rápido efecto de acogida la tiene la moqueta de aeropuerto más famosa de Estados Unidos, la PDX Carpet (PDX es el código del aeropuerto de Portland).
Estos días de navidad son propicios al exceso, al ruido, a la melancolía por los tiempos que se fueron; pero ni siquiera el anuncio de la ONCE nos hace olvidar que nos están reacomodando en un orden neoliberal, maleducado y poco democrático, sin oposición. Las formas de vida comunitarias -la urbanidad, en suma- no se pierde por gusto, sino por mal gusto, cuando nos resignamos a la basura del consumo.
El siguiente proceso seguro que no nos es desconocido: un barrio, generalmente céntrico, se encuentra devaluado desde un punto de vista urbanístico y social.