futuro
Expertos: profetas del mal
Los expertos adquieren una importante inyección simbólica a relativo bajo coste. Si se hace lo que se dice en los informes, pero sale mal, será culpa de quienes no supieron llevar a cabo las recomendaciones. Si sale bien, se llenarán de medallas. El papel del experto no es de la acción.
No futuro
Cada día aparece una nueva imagen distópica del futuro, sin que sean necesarias escenas de mundos post catástrofe nuclear o gran tragedia medioambiental. Es el futuro que se hace en los despachos de Washington, Londres, Bruselas y, por derivación subordinada, de Madrid. El futuro que no quiere la sociedad.
Es la hora del cambio
Hace dos años nuestra indignación despertó de forma masiva y comenzamos a exigir en las calles un cambio. Pero a la hora de ponernos de acuerdo para determinar por qué futuro queremos luchar y cómo queremos hacerlo la cosa es más difícil. Lo primero es ser conscientes de que sí podemos.
Abran puertas y ventanas. La vida continúa
Ha aumentado el consumo responsable y local, también los huertos urbanos y la creación de empleos basados en términos de sostenibilidad. Forma parte de un nuevo esquema de vida, en el que el capitalismo puro tiene ya poco que hacer si queremos recuperar un reparto medianamente equitativo de nuestra modesta riqueza.
Que no muera tu utopía
No debemos dejarnos vencer. A pesar de la oscuridad que lo impregna todo, tenemos que seguir mirando al horizonte y ser conscientes de que existe otro futuro muy posible. Frente al mantra del "no hay alternativas" tenemos que recuperar la ilusión y ser conscientes de que la realidad será como nosotros queramos que sea.
El peor futuro de la democracia
Nunca antes, en democracia, se había visto el futuro tan negro en sus diversas concreciones: de país, económico, político y personal o familiar. Es más, estaríamos ante una sociedad que no ve futuro y que desconfía de su futuro y de las instituciones. Y esto sí es responsabilidad de los Gobiernos.
Tres casos de abusos laborales
Los nuevos viejos tiempos se presentan mal para todos los trabajadores. Vamos perdiendo cada vez más derechos, los sueldos se reducen y las condiciones laborales empeoran día a día, casi imperceptiblemente.