Es más factible que la violencia aparezca en territorios en los que el Estado no la puede controlar o que no están gobernados por democracias, y es normal que no nos cause tanta conmoción como cuando surge en democracias avanzadas. Por eso quizá nos sorprenden y nos golpean más hechos como los de París, que lo sucedido en Beirut un día antes, o en Kenia.