La mayoría de las formaciones con aspiraciones el 23-J son declaradamente europeístas y piden más, pero Vox plantea medidas que la adelgazan sensiblemente.
Los Veintisiete (y este año, también Ucrania) festejan la unidad, recordando la histórica declaración de hace 73 años de Robert Schuman. Con él empezó todo.
El líder del partido ultraconservador polaco Ley y Justicia, Jaroslaw Kaczynski, manda un vídeo de apoyo a los de Abascal cargando contra la "utopía" de la UE.
¿En qué términos sería posible ahora, cuando vivimos a la sombra del Brexit y «Europa» se aparece como neoliberal y cruel, proclamar un europeísmo sincero y activo? ¿Cómo estar a favor de una integración con tantas sociedades donde el ascenso de la xenofobia es innegable y la extrema derecha ya no es ninguna anomalía parlamentaria?
La concomitancia entre los contemporáneos populismos europeos y las pulsiones reaccionarias que opusieron a lo largo del Siglo XX su virulenta represión contra la democracia parlamentaria, a la que se vituperaba como "caduca" y "acabada", suscita preocupación.