La población mundial no para de crecer y, desde mediados del siglo pasado, casi se ha triplicado. Está muy extendido el temor a una futura sobrepoblación insostenible de nuestro planeta. Pero las extrapolaciones simplistas son una causa frecuente de fallos de predicción. Estos mecanismos desmienten las visiones más catastrofistas.
Todo indica que (si la epidemia de la obesidad no lo impide) la actual población española vivirá más que ninguna generación previa y que en la gran mayoría de los demás países. Pero eso solo son estadísticas agregadas para todo una población. El resto, nuestra esperanza de vida individual, depende en buena parte de nosotros mismos y de nuestros hábitos.
Desde el nacimiento hasta la edad de los 27 años el organismo humano crece y se desarrolla bajo un programa genético férreo. A partir de esa edad, ese programa genético cesa, se detiene y es entonces que comienza el proceso de envejecimiento.
La ciencia actual nos brinda claves bastante sólidas que, adecuadamente utilizadas, pueden permitir alcanzar un envejecimiento longevo, con cabeza despierta y como viene ahora en conocerse, hacerlo con "éxito".