El periodismo, ese oficio bello, interesante y complejo cuando se centra solo en narrar historias, algo que parece cada vez más difícil en los tiempos que corren, es en ocasiones una condena. Como periodista creo que hay un cierto deber en denunciar y balancear el poder político o económico contando lo que a ellos les molesta y los problemas e intereses de los que tienen menos voz.