Los Ayuntamientos han puesto masivamente en sus sedes la bandera del orgullo. Nosotras, la ciudadanía marginada, escondida, humillada, hemos llegado a las instituciones y estamos cambiando este país. Esas banderas son la imagen de una victoria, de las victorias de la gente, porque los cambios en el imaginario social sólo existen gracias a la unión de personas anónimas, las que generan y sostienen el cambio.