La resiliencia de la sociedad argentina ante los horrores de nuestro pasado nos ha nutrido de experiencia, herramientas y capacidades que hoy se pueden capitalizar, sea para continuar con el fortalecimiento de políticas de Estado en materia de derechos humanos o para contribuir en el ámbito internacional a proteger a aquellos que más riesgos corren.
Está tardando en ser anunciado pero acabará sucediendo: la banca italiana habrá de ser finalmente rescatada. Se dan condiciones objetivas para ello, que se sustancian en un pesado lastre de 360.000 millones de euros de activos dañados en sus balances como consecuencia de la dura crisis de los últimos años, combinado con una insuficiencia manifiesta de capital y de provisiones para absorber las pérdidas que de dicha situación van a derivarse.
Me da vergüenza formar parte del tiempo que me ha tocado vivir. Siento decirlo así de contundente, pero es posiblemente mi única verdad. Es vergonzoso cómo avanzan a pasos agigantados tanta insolidaridad, tanto odio, tanto racismo.
La UE se abisma de nuevo ante un entristecedor capítulo de la dramática crisis de los refugiados. Los ministros de Interior, cabalgando a lomos del miedo, pergeñan decisiones que marcan una hora de infamia en el reloj del Consejo. El retroceso implica la prolongación de la suspensión de la libre circulación de personas por dos años, lo que en la práctica supone el principio del fin de Schengen.
La actividad económica en América Latina y el Caribe se está enfriando desde hace varios años, y la temperatura en muchos países sigue bajando. Se espera que el crecimiento regional caiga a menos del 1 por ciento en 2015, tras ubicarse en el 1,3 por ciento en 2014.
La CNMV hizo un elogiable esfuerzo por proteger a los inversores: exigió que al menos el 40% de la ampliación de capital de Bankia se colocara entre, al menos, 100 inversores cualificados (de los que la mitad, como poco, debían ser "inversores institucionales"). Además, puso cuidado en la comprobación de las cuentas y en las valoraciones de los activos menos sujetos a supervisión del Banco de España.
¿Te acuerdas de que en 2009 todo el mundo se quitaba la culpa de la crisis? Dependiendo de a quién preguntases, los culpables eran los banqueros, las agencias de calificación o los propios hipotecados. La excusa favorita de algunos era que no se podía culpar a un grupo en concreto. Todo el racimo estaba podrido.
Se tarda un montón en cohesionar un país, pero se destroza en dos días. Bueno, en unos pocos años. Y cuando estemos mejor, que lo estaremos, en las plazas quedarán, como ruinas del pasado, los restos de este banquete feroz del tiburonismo político y financiero.
Últimamente ha habido una racha de buenas noticias en el ámbito económico. ¿Eso significa que las finanzas públicas por fin superaron lo peor? De acuerdo con la última edición del informe Monitor Fiscal, todavía no: la deuda pública se mantiene en un nivel elevado y la recuperación es desigual.