buenas-maneras
El vagón del silencio del AVE
Nos gusta hablar y nos encanta hacerlo en voz bien alta: para oírnos nosotros mismos, para que nos oiga bien con quien estamos y, a ser posible, los que están al lado. Necesitamos sentir el calor del público, tener un auditorio al que normalmente le da exactamente lo mismo nuestra vida, pero con el que generosamente la compartimos.