A día de hoy, el trampantojo -engañar a la vista- ha saltado a la cocina, y hace un tiempo que está abriéndose paso en el mundo de la restauración. El secreto está en jugar al despiste: no hace mucho se pudo ver en un programa de televisión cómo un perrito caliente no era en realidad tal, sino bizcocho, un cilindro de chocolate y un culis de frambuesa.