Bimba dejaba su impronta de color, elegancia y seducción en todo lo que hacía. Bimba te gritaba en la cara que la belleza no es eso que nos quieren contar. Ahí estaba ella para demostrarlo, con esa apariencia masculina envolviendo la más absoluta fragilidad y finura, como las chicas francesas de los años 20. Y como ellas, también luchaba y vivía como si el mundo se estuviera acabando.