Es lo que tiene el sistema, puedes votar al partido que quieras o a Mickey Mouse y al Pato Donald. No hay reglas. Y, precisamente por eso, y por la ira que tienen algunos contra un sistema político inservible, millones de estadounidenses van a votar a Trump, y no porque estén de acuerdo con él ni porque les gusten su intolerancia y su ego, sino, simplemente, porque pueden.