Ernest Hemingway ha sido, durante las últimas décadas, tan buen concejal de Turismo para La Habana como para Pamplona sus sansanfermines. EEUU y Cuba han reabierto sus embajadas después de 54 años, pero "Jemingüey", como le decían los cubanos, siempre ha mantenido abierta la suya en El Foridita.
Me identifico con su pasión por esa gente arrolladora y desastrosa, atractiva y frágil, deslumbrante y disparatada, adorable e insoportable, siempre al borde del abismo, a punto de estar genial. Gente límite, excitante, experta en exprimir la vida, caminar por el alambre y estropearlo todo. Habitantes de un país aparte.