Como dice Iglesias, Apple no se iría de España a vender sus móviles en Andorra, como sugería Évole en la escalinata de Quito, porque su negocio local es colosal. A la manzana se le calculan ventas por valor de más de 2.000 millones de euros en un país donde, por el contrario, no llegó ni a cuatro millones lo que se dejó en impuestos en 2013.