Son dos palabras complejas, peligrosas, contradictorias, como los tiempos. Dos formas de ser y estar en el mundo, dos palos en las ruedas de los que trabajan, se esfuerzan e intentan encontrar soluciones. Estas palabras pueden hacer que incluso las situaciones más agobiantes puedan ser interpretadas como oportunidades llenas de sentido y significado. Contra ellas no hay Rajoy que nos valga, ni Rubalcaba que nos defienda.