La mujer, de 59 años, estaba tendida en la cama y su marido, de 55, se había ahorcado en el pasillo, por lo que no se descarta que sea un nuevo asesinato machista.
Lajares, un pueblo en el que han quedado atrapados surfistas de medio mundo por la embriaguez de las olas que rompen en la costa norte de la isla de Fuerteventura, es un vecindario de tablas, velas, olor a salitre y restos de arena blanca en el que el mar no existe.