Ya estamos en una nueva campaña electoral. Hemos pasado del tsunami del pp al último órdago de Sánchez convocando elecciones para el 23 de julio. Ya podemos extraer algunas claves interesantes, aunque estemos en los primeros compases. En el PSOE dijeron que era, o adelanto electoral o desgaste enorme hasta diciembre. "Morir lentamente", decían. Argumentan que el objetivo era movilizar al votante progresista que se quedó en casa advirtiendo que o se vota a Sánchez o al PP y a Vox. Harán una apelación a la concentración del voto porque a su izquierda están mucho peor. En el PP compran ese marco del PSOE, pero sí borran a Vox de la ecuación: se votará o a Sánchez o a España. Dicen que la antipatía que provoca Sánchez puede hacer que rebasen la barrera de los 150 escaños. ¿Qué pasa con Vox? Los 'barones' que pueden gobernar van a tratar de retrasar al máximo cualquier foto o acuerdo con la ultraderecha, tanto que pueden llegar a la primera vuelta de la investidura sin pacto. ¿Y si Vox reclama asientos? Sí o sí van a gobernar, responden. Consideran que se está perdiendo el miedo a Vox y que sí hay ganas de echar a Sánchez de Moncloa.