Descubre cómo este pueblo alemán ayuda a los refugiados a integrarse
A excepción de tres madres con hijos pequeños, todos los refugiados de Seeg tienen trabajo o están recibiendo clases de formación profesional. Es cierto que también ha habido decepciones. Es una experiencia que nos mantiene alerta.
Markus Berktold es el alcalde de Seeg, una localidad de 3000 habitantes y uno de los pueblos más bonitos de Bavaria (Alemania). En Seeg, Berktold -de 42 años- ha conseguido lo que muchos otros no han podido: ha dado trabajo a los refugiados de su ciudad y se ha asegurado de que todos estén bien integrados. A continuación, Berktold explica cómo lo ha conseguido.
Llevaba en el cargo un mes cuando llegaron los primeros refugiados a Seeg, a finales de mayo de 2014. Es cierto que recibimos una ola de solicitantes de asilo hace más de 20 años, pero no fue nada comparado con la situación actual. Esta vez han sido prácticamente solo hombres jóvenes de Eritrea. Llegaron de la noche a la mañana, literalmente.
Los dos últimos años no han sido fáciles. Pero lo que hemos hecho en Seeg puede servir de modelo para otros lugares.
Justo después de que llegaran los primeros refugiados, la comunidad se reunió con varios líderes del pueblo, entre los que estaban los jefes de diferentes sindicatos.
Desde el principio, dialogamos abiertamente y no escondimos nada. También fuimos sinceros con lo que no sabíamos. Estábamos -y seguimos estando- convencidos de que necesitamos encontrar la manera de cuidar a estas personas.
Al principio, al grupo de trabajo que reunimos le preocupaban dos cosas. Primero, nos aseguramos de localizar a traductores e intérpretes.
Segundo, intentamos establecer una serie de acuerdos con el club de fútbol local. Nos dimos cuenta de que, para los jóvenes, mantenerse ocupados sería importante.
Les explicamos a los refugiados cuál era su situación real en Alemania. No queríamos ocultar nada, pero tampoco queríamos dar falsas esperanzas. Dejamos claro que la única manera de tener un futuro en Alemania pasaba por aprender el idioma y trabajar.
A una voluntaria se le encargó la tarea de encontrar trabajo para los refugiados. No dejaría de buscar hasta que todos los refugiados tuvieran empleo. Nos aseguramos de que sus aptitudes se adaptaran a su trabajo o a su empresa.
Actualmente viven 45 refugiados en Seeg. A excepción de tres madres con hijos pequeños, todos ellos tienen trabajo o están recibiendo clases de formación profesional. Es cierto que también ha habido decepciones. Es una experiencia que nos mantiene alerta.
Está claro que si se nos hubiera encargado acoger a cientos de refugiados, no habría salido bien y la buena voluntad de los vecinos habría desaparecido.
Por eso necesitamos que haya un reparto equitativo en cada distrito. En nuestro caso, esto ha proporcionado paz a la comunidad.
También hemos intentado acoger a personas del mismo país o de la misma región. Es más fácil trabajar con grupos homogéneos: se llevan mejor, aunque sólo sea porque comparten el idioma y las costumbres.
Nuestro lema es el siguiente: Si no cuidamos de los refugiados, o lo harán las personas equivocadas o no lo hará nadie. Es la única manera que tenemos de evitar una situación desagradable para todos.
Este post fue publicado con anterioridad en la edición alemana de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Irene de Andrés Armenteros.