Hollande y sus mujeres
Hollande tenía la firme voluntad de ser un presidente completamente distinto a Sarkozy y sus aspavientos. El destino le ha jugado una mala pasada poniéndole en un trance idéntico al de su predecesor. ¿Se puede confiar en un hombre que lleva una doble vida tan complicada?
Qué incomodo todo. Pero, ¿cómo va a explicar Hollande lo de sus líos amorosos? Dentro de unas horas el presidente comparece en la tercera gran conferencia de prensa de su mandato. Es un ejercicio de comunicación bien establecido desde la época de De Gaulle. La solemnidad de la cita no está a la altura de la frivolidad del asunto del que todo el mundo habla desde el viernes: la revista Closer confirma que el presidente duerme con su amante, la actriz Julie Gayet, en un apartamento muy cerca del Elíseo. Horas después hospitalizan a Valérie Trierweiler, la mujer que, oficialmente al menos, comparte su vida. Ha sido un fin de semana digno de culebrón.
Está claro que la primera pregunta a la que el presidente tendra que responder estará relacionada con su vida privada.
En segundo lugar van a quedar los asuntos clave de su legislatura: la recuperación económica, la lucha contra el paro, los impuestos... Esto era de lo que de verdad quería hablar François Hollande. Y lo hará, pero después. Después de haber aclarado si los franceses tienen "primera dama" o no. Sus consejeros en comunicación deben de estar echando humo en estos momentos para ver con qué tipo de declaracion le pueden sacar honorablemente de este turbio asunto.
Hollande tenía la firme voluntad de ser un presidente completamente distinto a Sarkozy y sus aspavientos. El destino le ha jugado una mala pasada poniéndole en un trance idéntico al de su predecesor. Hace exactamente seis años, el ocho de enero de 2008, Nicolas Sarkozy daba su primera gran conferencia de prensa y la inauguraba con una frase que nadie ha olvidado aquí: "Avec Carla c'est du sérieux" (Lo mío con Carla va en serio). Les habían pillado poco antes de Navidad en Eurodisney, el rumor corría desde hacía semanas y Sarkozy decidió dar la cara, cortar por lo sano. Hay que decir que la estrategia funcionó. Carla asumió pronto y con dignidad las funciones de consorte.
Mucho se habló entonces del papel de "primera dama", que no existe como tal en Francia. El debate sobre la función que la mujer de un presidente debe desempeñar volvió a plantearse al inicio de la legislatura de Hollande. Aquí la cosa se complicó aún más puesto que no estaban casados.
Hay que decir que Valérie tampoco ha puesto las cosas fáciles. Desde el principio ha sido como si no supiera a qué atenerse. Se negó rotundamente a dejar su trabajo de periodista en Paris Match, pero aceptó un despacho en el Elíseo. Organizó un gran escándalo con un tuit asesino contra Segolène Royal (ex de Hollande). En aquella época uno de los biógrafos de Hollande comentaba que el gran problema de Hollande era Valérie, una mujer que a los cincuenta años seguía intentando encontrarse a sí misma.
Puede que el problema sea ella. Pero Hollande tampoco está libre de culpa. Al parecer, su lío con la actriz Julie Gayet empezo hace 18 meses, más o menos al tiempo que entraba con Trierweiller en el Elíseo. ¿Se puede confiar en un hombre que lleva una doble vida tan complicada? Veremos qué reponde mañana el presidente.