Recibimiento y líneas de saludo al rey
Cuando el rey acude a un evento, le reciben a su llegada las fuerzas vivas. Ordenadas. Es lo que llamamos los protocoleros, una línea de saludo. Dependiendo del tipo de acto, se pueden llegar a montar una, dos o incluso tres líneas. Pero en la cena de gala celebrada en el Liceo de Barcelona con motivos de la inauguración del Mobile World Congress ocurrió una cosa muy curiosa.
Cuando el rey acude a un evento, le reciben a su llegada las fuerzas vivas. Ordenadas. Es lo que llamamos los protocoleros, una línea de saludo.
Dependiendo del tipo de acto, se pueden llegar a montar una, dos o incluso tres líneas.
La primera corresponde a las autoridades locales: reciben al jefe del Estado en su territorio. Ordenados por el RD 2099/1983, de 4 de agosto, por el que se aprueba el Ordenamiento General de Precedencias en el Estado: presidente de la Comunidad Autónoma, presidente del Parlamento o Asamblea, delegado del Gobierno y alcalde de la ciudad donde se celebra el acto.
La segunda corresponde a los anfitriones: reciben en el local, recinto o salón en los que han organizado el sarao y han invitado al rey al mismo. Ordenados. Por su organigrama o jerarquía interna.
Este es un sistema infalible para que los máximos responsables reciban y saluden a su invitado de honor como corresponde: limpieza de movimientos, limpieza de imágenes. También es la forma en que SM sabe que aquellos que le tienden la mano son sus anfitriones.
Invitar al rey es muy lucido, y da realce al acto, pero tiene el pequeño inconveniente de que relegan, precisamente al anfitrión, a la segunda fila. Aunque corren nuevos vientos en Palacio y en los últimos actos a los que ha acudido SM don Felipe, al anfitrión se le concedido el privilegio de saludar a su invitado antes de que lo hicieran las autoridades o, dejando que ocupe un lugar en la primera línea de saludo.
En la cena de gala celebrada en el Liceo de Barcelona con motivos de la inauguración del Mobile World Congress, estaban montadas dos líneas de saludo: el primero de la fila era el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Ha llegado el rey, se han abierto las portezuelas del coche, se ha adelantado ligeramente el president y don Felipe le ha estrechado la mano ... ¡¡a un agente de la autoridad que estaba allí haciendo su trabajo!!