'El móvil': diario de un rodaje IV
Estoy seguro de que el fracaso es la mejor escuela y, sin embargo, nuestra generación de cineastas no puede permitírsela. Ése es uno de los grandes problemas que afrontamos. Cada día me digo que no tengo que tener miedo a fracasar, que tengo que asumir riesgos. Y cada día intento hacer la película lo más libre posible de mis propios miedos. No sé si lo consigo, pero al menos trato de ser consciente de ello.
El fracaso
Hay que hacer las películas posibles para luego hacerlas libres. Nos jugamos demasiado cada vez que rodamos, normalmente la posibilidad de hacer la película siguiente. Eso infunde miedo, y el miedo es el enemigo más peligroso. Los directores clásicos hacían una carrera y no se jugaban su continuidad a cada paso. Los fracasos dolían, pero no eran mortales en la mayoría de los casos. Estoy seguro de que el fracaso es la mejor escuela y, sin embargo, nuestra generación de cineastas no puede permitírsela. Ése es uno de los grandes problemas que afrontamos. Cada día me digo que no tengo que tener miedo a fracasar, que tengo que asumir riesgos. Y cada día intento hacer la película lo más libre posible de mis propios miedos. No sé si lo consigo, pero al menos trato de ser consciente de ello.
El otro día me contaron una frase hermosa. Era casi un chiste: el rodaje es la luna de miel, el montaje el matrimonio. De acuerdo, es cierta. Así que me digo: voy a disfrutar de la luna de miel aunque ya sepa lo que viene después... siempre se pueden cambiar las cosas y quizás el matrimonio sea aún mejor que la luna de miel. ¿Por qué no creerlo y luchar por ello?