Fundido en negro informativo
Siria es, en estos momentos, el peor país del mundo para los periodistas, un auténtico agujero negro, si este calificativo no estuviera ya a punto de perder su significado de tanto usarlo gratuitamente. Un agujero negro profundísimo y maloliente donde informar se ha convertido en algo imposible.
Hoy de nuevo apretamos los puños y contenemos la tristeza y la rabia. Los periodistas no tienen que ser nunca noticia y, cuando sucede, es mala cosa. Pero esta mañana se ha hecho público el secuestro en Siria de los periodistas españoles Ricardo García Vilanova y Javier Espinosa. Y ya son tres, si sumamos el nombre de Marc Marginedas, secuestrado a principios de septiembre, los españoles que figuran en la lista de los 18 periodistas extranjeros y 22 informadores sirios, secuestrados en 2013 por grupos armados en el norte del país.
Siria es, en estos momentos, el peor país del mundo para los periodistas, un auténtico agujero negro, si este calificativo no estuviera ya a punto de perder su significado de tanto usarlo gratuitamente. Un agujero negro profundísimo y maloliente donde informar se ha convertido en algo imposible, y en el que periodistas, internautas y periodistas ciudadanos que pretenden hacerlo con honestidad, y al margen de la propaganda, corren altísimo riesgo de ser asesinados y, en los últimos meses, secuestrados.
El apagón informativo que persiguen los distintos grupos rebeldes como ISIS ( Ejército Islámico de Irak y del Levante), autor del secuestro de Ricardo García Vilanova y Javier Espinosa, que hasta el momento no han reivindicado el secuestro ni hecho petición alguna, y de otro lado las fuerzas gubernamentales de Asad, lleva todo el camino de verse convertido en realidad. El "fundido en negro informativo" de lo que está sucediendo en Siria es prácticamente un hecho.
Los grandes medios de comunicación internacionales ya no quieren enviar a sus reporteros, se corren demasiados riesgos. Es más, algunos medios han decidido, después de vivas discusiones, no publicar tampoco los reportajes o informaciones hechas por freelances, ya que la escasa información objetiva que consiguen no compensa los altísimos riesgos añadidos que corren.
Javier Espinosa, periodista de El Mundo, y Ricardo García Vilanova, fotorreportero freelance, acababan de entrar en Siria cuando les secuestraron en Raqqa. Las últimas noticias fiables de hace un mes, aseguraban que están vivos y en buenas condiciones. Tanto ellos como Marc Marginedas, son magníficos profesionales, reporteros experimentados y curtidos en numerosos conflictos internacionales.
Todos sabían a lo que se arriesgaban, conocen bien Siria donde habían trabajado sobre el terreno en numerosas ocasiones. Ricardo ya había estado secuestrado allí anteriormente. Pero todos decidieron volver para informar directamente de lo que está pasando. Son riesgos que, sin alharacas, asumen los profesionales que han hecho de la información rigurosa y honesta un oficio, que permite al resto de los ciudadanos enterarse de lo que sucede en el mundo, cómodamente desde sus casas.
Veteranos reporteros de guerra afirman que si hay algo tan temible como la muerte es el secuestro, más cuando ni siquiera se conocen los motivos del mismo, cuando todo es silencio y simplemente se juega con la vida de los periodistas, rehenes de juegos políticos o tácticas militares. Y también aseguran, que la situación en Siria es ahora tan complicada que hasta los periodistas más experimentados pierden sus puntos de referencia.
Desde que se inicio el conflicto sirio, en 2011, han sido asesinados 121 informadores, de ellos ocho extranjeros. Sólo en 2013 fueron 43 los muertos. Hasta junio de 2012 la mayoría de las persecuciones y detenciones eran obra del régimen de Asad. Y cuando hablamos de informadores secuestrados, desaparecidos o encarcelados, la cifra actual es de 62, según datos de Reporteros Sin Fronteras, que ha publicado recientemente un esclarecedor informe sobre la situación siria.
Los números, siempre fríos, son datos obligados para los periodistas, y los citados nos enfrentan a una escalada brutal de represión y muerte, pero los periodistas también sabemos que cuando las cifras tienen rostros todo empieza a verse de distinta forma. Ricardo García Vilanova, Javier Espinosa y Marc Marginedas son nuestros rostros y queremos que vuelvan pronto a casa. Los queremos libres y ejerciendo de nuevo su profesión.
Reporteros Sin Fronteras ha pedido reiteradamente la liberación de todos los secuestrados, e insistido en la importancia de la movilización internacional de medios de comunicación, gobiernos e instituciones, en defensa de la libertad de información. No deberíamos permitir que Siria desaparezca del panorama informativo, que haya finalmente el cerrojo informativo que los contendientes, por unos u otros motivos, persiguen. La falta de observadores neutrales, de profesionales de la información sobre el terreno, solo puede llevar a un lamentable fundido en negro. Negro para todos.