La salida del armario de Kevin Spacey será recordada como la peor de la historia
Spacey no solo es culpable de las acusaciones recibidas, sino también de asociar una orientación sexual a una predisposición a abusar de menores.
Anthony Rapp, actor de Star Trek, ha declarado que, hace más de 30 años, cuando sólo tenía 14 años, fue acosado sexualmente por la estrella de Hollywood Kevin Spacey.
Spacey no tardó en responder, diciendo: "Si efectivamente me comporté como él dice, le debo mi más sincera disculpa por mi comportamiento inapropiado por culpa del alcohol". A continuación, añade que ahora ha elegido "vivir como un hombre gay".
No vamos a analizar muy de cerca los detalles del supuesto acoso en el que, al parecer, Spacey llevó a Rapp a una cama y se tumbó encima de él. En lugar de eso, vamos a centrarnos en todo lo que está mal de la declaración de Spacey, un cúmulo de palabras que poco tienen que ver con una disculpa.
Spacey asegura que no recuerda el incidente y, a este respecto, tenemos que darle el beneficio de la duda, aunque no acordarse de abusar de un niño nos parece un tanto extraño viniendo de una persona cuyo trabajo consiste en memorizar guiones. Sin embargo, usando la frase "si efectivamente me comporté como él dice...", implica que quizá ese incidente nunca tuvo lugar, por lo que deja abierta la posibilidad de que quien le acusa esté mintiendo. No es una buena forma de empezar, Kevin, en especial porque Rapp lleva comentando dicho incidente durante años con sus amigos y su familia. Has conseguido que la historia gire en torno a ti, dejando de lado el dolor que causaste a Anthony Rapp.
Entonces nos topamos con la primera excusa, Spacey confiesa haber "estado borracho". No sé vosotros, pero yo conozco a mucha gente que se emborracha de vez en cuando. Yo mismo he de reconocer que en ocasiones he bebido más de la cuenta en alguna fiesta. Y, sí, lo acepto, cuando estamos borrachos a veces hacemos o decimos estupideces. Pero acosar sexualmente a un menor no es algo que pueda justificarse por haber tomado muchos gin tonics, y describir el propio comportamiento como "inapropiado" resulta totalmente despectivo. "Comportamiento inapropiado por culpa del alcohol", esta frase de Spacey no justifica nada.
Desgraciadamente, en la era de Weinstein y aquellos que aún están por venir, la historia de un supuesto acoso no me resulta sorprendente. No me cabe duda de que las acusaciones contra Weinstein y, ahora, contra Spacey solo son la punta del iceberg. Lo que resulta especialmente irritante es que Spacey dé a entender que haber estado en el armario contribuyera a ese comportamiento y que, como ahora ha "elegido vivir como un hombre gay", está aceptando su pasado y analizando su propio comportamiento.
Como editora de la revista DIVA, dirigida a lesbianas, y la web de noticias OutNews Global, dirigida al público LGBT+, puedo confirmar que la sexualidad de Spacey ha sido, durante muchos años, un secreto a voces. Es el propio individuo quien debe elegir si quiere salir del armario o cuándo va a hacerlo, y no por la presión de que alguien le haya "sacado del armario", a no ser que estemos tratando de sacar a la luz la hipocresía de los personajes públicos (por ejemplo, los diputados que votan en contra de la igualdad LGBT y, en realidad, son gais). Sin embargo, respondiendo a las acusaciones y admitiendo su sexualidad, Spacey ha revivido el tema de que la homosexualidad masculina y la pedofilia están conectados de alguna manera. Esto no hará sino alimentar el fuego de la homofobia que, admitámoslo, es inevitable en un mundo en el que gobierna Trump, los movimientos de ultraderecha están cobrando fuerza en Europa y hay tantas historias horribles de suicidios de jóvenes LGBT+.
Ya es suficientemente malo que los jóvenes tengan que luchar con su sexualidad en detrimento de su salud mental, como para que ahora se relacionen la pedofilia y la homosexualidad. Spacey no solo es culpable de las acusaciones a las que se enfrenta, sino también de relacionar una orientación sexual totalmente normal con una predisposición a abusar sexualmente de menores.
Muchos conocidos míos han salido del armario en un contexto muy problemático, haciendo frente a muchos obstáculos y, aún así, han sido sinceros consigo mismos y se han enfrentado a las dificultades derivadas de salir del armario. El hecho de que Spacey solo reconozca su sexualidad después de que se haya sacado a la luz su caso refuerza la idea de que hay que avergonzarse de ser gay. Estoy convencido de que Spacey tiene muchas cosas de las que avergonzarse, pero ser gay no es una de ellas.
Las historias de Spacey, de Weinstein y de todos los que vendrán crean un dilema para los padres de los futuros actores. En mi caso, tengo gemelas y una de ellas sueña con ser actriz. Si mi hija —o cualquier otra persona— persiguiera su sueño y buscara alcanzar la fama y el éxito en Hollywood, estaría trabajando en una industria donde el abuso de poder es endémico (en especial por parte de los hombres adinerados) y a menudo se manifiesta en forma de acoso sexual, abuso y violación.
Mientras personas como Kevin Spacey sigan tratando de justificar sus actos como el resultado de beber demasiado, no haber salido del armario o ambos, Hollywood seguirá siendo un lugar donde los jóvenes tienen que arriesgarse a sufrir acoso para tener éxito, a que se arruine su carrera por negarse a tener sexo (como ha sido el caso de Harvey Weinstein) o, de lo contrario, tienen que dejar de lado sus aspiraciones y dedicarse a otra cosa.
Kevin Spacey es un personaje muy importante en la industria de cine estadounidense y británica. Tuvo la oportunidad de hacer lo correcto, de disculparse íntegramente y aceptar las acusaciones de Rapp. Pero en lugar de eso, su disculpa es tan débil que casi no cuenta como disculpa, y ha conseguido que se relacionen la pedofilia y la homosexualidad.
Es muy tarde para Anthony Rapp, pero no es tarde para que Spacey rectifique. Le insto a que se replantee la situación y se disculpe como es debido.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Reino Unido y ha sido traducido del inglés por María Ginés Grao.