¿Qué futuro les espera a los niños de Calais?
Unos 1200 niños llevan meses viviendo en unas condiciones terribles: han estado expuestos al abuso, a la explotación y a los accidentes de carretera mientras solo podían esperar a que se les echara encima un destino incierto.
La semana pasada, la ministra de Interior de Reino Unido, Amber Rudd, comunicó a los parlamentarios que en los próximos días, debido a la inminente demolición del campamento de Calais, llegarían al país cientos de niños refugiados del campamento, que muchos de ellos tienen familiares residentes en Reino Unido y por ley tienen el derecho a reunirse con ellos.
Tras muchos meses de hacer campaña sobre este asunto, en Unicef Reino Unido nos entusiasma la noticia. Los niños llevan sufriendo en el campamento de Calais demasiado tiempo, y cada día que pasaba era un día más de soledad y de peligro para ellos. Un día más en el que podían caer en manos de los traficantes.
Unos 1200 niños llevan meses viviendo en unas condiciones terribles: han estado expuestos al abuso, a la explotación y a los accidentes de carretera mientras solo podían esperar a que se les echara encima un destino incierto. Qué alivio ha tenido que suponer esta noticia para los niños que llevan meses viviendo en esa especie de limbo.
Samir es uno de esos niños. Nació en Afganistán, su padre murió antes de que él naciera y su madre perdió la vida en un bombardeo cuando él tenía tan solo dos años. Estuvo viviendo con su abuela, pero cuando el niño tenía 13 años, también murió. Como se había quedado sin nadie que cuidara de él, emprendió un espantoso viaje para buscar a su único familiar, a su tío, que vive en Londres. Samir lleva un año en el campamento de Calais esperando para reunirse con su tío, que tiene una cama para él, a tan solo hora y media, al otro lado del Canal de la Mancha.
Según describe Samir, en el campamento "los policías entran, me pegan y me gritan; me llaman cosas malas. Intento ir a la estación de tren para ver si puedo ir a Londres. Tardo dos horas en ir y dos en volver y me hago cortes en las piernas, las manos y la ropa con las vallas. He visto a mucha gente morir debajo de los trenes, debajo de los coches, luchando. No había visto a nadie morir en Afganistán, pero en esta jungla de Francia sí lo he visto".
La historia de Samir es, por desgracia, bastante común y a lo largo de los últimos meses, hemos oído muchas parecidas de los niños de Calais. Y esa es la razón por la que las palabras de la ministra de Interior eran tan necesarias.
Los niños de Calais son los ejemplos más evidentes y visibles de los miles de niños refugiados del resto de Europa a los que se ha obligado a dejar sus hogares y a emprender viajes, peligrosos viajes huyendo de la guerra y el caos que asolan sus ciudades de origen.
Muchos de estos niños tienen familia en Reino Unido, igual que Samir; y aunque no la tengan, lo mejor para ellos sería estar aquí, para que gracias a los programas de reunión y reasentamiento tengan el derecho legal para venir a Reino Unido. En Unicef Reino Unido esperamos que el nuevo compromiso del Gobierno con los niños de Calais se convierta en un modelo a través del cual Reino Unido ayude a los niños de toda Europa.
No podemos subestimar la importancia del anuncio de la ministra de Interior, que ha escuchado las demandas del pueblo, que quería que se trajera a los niños y estuvieran a salvo. Y este compromiso es exactamente lo que se necesitaba: asegurarse de que los niños no caigan en las manos de los traficantes antes de que lleguen los buldóceres.
Y a esta promesa tienen que seguirle los actos. Para el Gobierno, ahora es más importante que nunca poner a estos niños a salvo; y con suerte, en los próximos días podremos celebrar el momento en el que finalmente se reúnan con sus seres queridos en Reino Unido.
Este artículo fue publicado originalmente en 'The WorldPost' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.