No solo campos de lavanda: el pueblo de Guadalajara que esconde secretos en una red de túneles de 8 kilómetros
Una joya que añade cierta aura de misterio a su legado cultural.

En el corazón de la provincia de Guadalajara se esconde un pintoresco pueblo famoso por sus vibrantes campos de lavanda y su rica historia medieval. Este encantador municipio manchego, que alberga uno de los museos de miniaturas más singulares de toda España, también guarda un secreto fascinante: una intrincada red de túneles que se extiende bajo tierra durante una larga distancia, añadiendo cierta aura de misterio a su herencia cultural.
Estamos hablando de las cuevas árabes de Brihuega, un entramado subterráneo de ocho kilómetros de longitud. Según sus habitantes, es el laberinto bajo tierra más grande del país y una de las joyas más imponentes que se esconden en Guadalajara. Estos túneles fueron construidos entre los siglos X y XI, ampliados durante generaciones posteriores y utilizados como refugio y depósito de víveres.
El complejo fue construido por los árabes durante la Edad Media, cuando el pueblo era un núcleo importante de población conocido como Castrum Brioca. Los túneles conforman un laberinto con numerosas galerías donde la temperatura siempre mantiene una constante de 12 grados, lo que hace que su visita sea agradable, sobre todo en verano. Gracias a esta cualidad, estos pasillos bajo tierra se usaban como almacén de víveres, alimento y vino.
¿Cómo visitar las cuevas?
Aunque hoy en día se conservan algunos de los toneles y tinajas que se empleaban en el pasado para la conservación de cereales, vinos y aceites, lo cierto es que este entramado subterráneo se creó con vistas a la defensa en épocas de asedio. Es más, si se completa adecuadamente el recorrido del laberinto, se podía llegar al exterior de las murallas. La última vez que se utilizó fue durante la Guerra Civil, cuando en 1937 sirvió como refugio para la población.
A pesar de que el recorrido se alargue unos ocho kilómetros, solo se pueden visitar 700 metros de túneles acondicionados para su actividad turística. Además, dada la constante humedad del entorno, el paseo dura un tiempo reducido de 30 minutos, para el que se recomienda llevar calzado deportivo con buena fijación para evitar posibles resbalones. Aunque bajo tierra se puede perder fácilmente la orientación, el camino está señalizado con carteles y fechas.
Los visitantes pueden disfrutar de esta experiencia por el módico precio de tres euros, según informa Turismo Brihuega. La entrada de las cuevas se ubica en la Plaza del Coso, epicentro de la vida social de esta localidad de la provincia de Guadalajara. Cabe destacar que las cuevas están abiertas todos los días, salvo domingos por la tarde y lunes, de 11:00 a 13:30 y de 17:30 a 19:30 horas. Sin duda, se trata de una experiencia única que conecta el presente con un pasado lleno de misterio.