La cala de ensueño que se oculta en el pueblo medieval más cinematográfico de la Costa Brava
Un destino que ya ha encandilado a grandes estrellas de Hollywood.
Con el turismo en pleno apogeo durante los meses de verano, Tossa de Mar se consolida como uno de los destinos favoritos para los amantes de la naturaleza, la historia y la playa. Este pequeño pueblo costero de Girona, a poco más de una hora de trayecto de la capital barcelonesa, destaca por su entramado urbano bohemio rodeado de murallas medievales que se han convertido en el principal atractivo del lugar. Una zona amurallada que ha sido declarada monumento histórico artístico nacional.
Esta localidad no solo enamora a los visitantes que pasean entre sus calles embelesados por sus edificaciones, sino que también se hizo muy querida entre grandes estrellas de Hollywood como Ava Gardner, Frank Sinatra, Kilye Minogue y Mario Cabré. Esto es posible gracias a sus muchos encantos arquitectónicos, como los cuatro torreones, el patio de armas y el recinto amurallado de Vila Vella, pero sobre todo por sus numerosas playas y calas de ensueño.
Entre su amplia selección de paraísos naturales destaca la Cala Giverola, un lugar de tal belleza que fue elegido el escenario perfecto para rodar películas internacionales como Pandora y el holandés errante. Un rico testimonio de la herencia cinematográfica de este pueblo de la Costa Brava que se ve reflejada en algunos de sus rincones más frecuentados como la estatua de Ava Gardner, una figura pública que marcó tanto a sus habitantes como a todo aquel que se acerca a escuchar anécdotas de su paso por la localidad catalana.
Una cala para todos los públicos
Esta se trata de una cala familiar con servicios completos y actividades turísticas, aunque acceder a ella no es tarea fácil. Se encuentra cinco kilómetros al norte del centro y para llegar en coche hay que atravesar la carretera a Sant Feliu de Guíxols, una vía llena de curvas que pueden suponer un auténtico desafío. Una vez allí, se debe dejar el vehículo en el parking de pago que hay en el resort Pola-Giverola por un precio de 10 euros al día. Aunque siempre queda la opción de acceder a esta cala caminando por el camí de ronda.
La travesía merece la pena, ya que las aguas cristalinas brillan por encima de la dificultad del camino. Se trata de un espacio de 170 metros de arena gruesa bañada por el mar Mediterráneo que encandila a públicos de todas las edades. También cuenta con una zona de rocas desde la que se pueden observar a los cangrejos de la zona y otro tipo de fauna, una de las actividades favoritas de los más pequeños.
A su vez, esta cala cuenta con un chiringuito que completa la experiencia playera, además de otros equipamientos disponibles gracias a la cercanía del camping y el resort. Además, hay actividades náuticas para los más aventureros, como el submarinismo, snorkel o escapadas en kayak o lancha. En definitiva, un divertido paraíso donde se puede hacer mucho más que bañarse o tomar el sol.
Finalmente, esta localidad también tiene una brillante oferta gastronómica y cultural. Con restaurantes locales donde degustar los deliciosos mariscos frescos y diversos festivales que celebran la cultura catalana. En resumen, Tossa de Mar es un destino que combina lo mejor de la historia y la naturaleza, ofreciendo a los visitantes una experiencia completa y enriquecedora.