El diminuto pueblo amurallado de Guadalajara que es Conjunto Histórico-Artístico: se considera la 'Ávila alcarreña'
Uno de los destinos más fascinantes para los amantes de lo medieval.
La provincia de Guadalajara es un territorio marcado por la profunda huella de la civilización romana, cuyos vestigios aún perdura como testigos silenciosos de su grandioso esplendor. Desde calzadas milenarias hasta antiguos acueductos, la arquitectura romana se integra a la perfección en el paisaje alcarreño. Son muchas las murallas que se erigen en esta región, pero existe un diminuto pueblo que se encuentra amurallado en su totalidad.
Se trata de Palazuelos, una localidad de no llega a los 100 habitantes que pertenece al municipio de Sigüenza, situado al norte de la provincia. Esta pequeña villa es uno de los destinos más fascinantes para los amantes de lo medieval, ya que fue declarada como Conjunto Histórico-Artístico y forma parte de la Ruta del Quijote, así como del Camino de la Lana del Camino de Santiago.
A este lugar se le conoce también como la “Ávila alcarreña”, gracias a su impresionante recinto amurallado, siendo uno de los mejor conservados de toda la región. Estas fortificaciones se construyeron en el siglo XV como una continuación al castillo y cuentan con más de dos kilómetros de longitud en perfecto estado de conservación. No obstante, otra parte de la muralla tuvo que ser restaurada tras su derrumbamiento por unas lluvias muy intensas a finales del siglo XX.
Diminuto pero matón
Se cree que hace años esta zona estuvo habitada tanto por visigodos como musulmanes, pero el éxodo rural que se produjo a mediados del siglo XX provocó un descenso drástico de la población e hizo que pasará de considerarse una villa a una pedanía de Sigüenza. A pesar de esta condición y de sus pocos habitantes, Palazuelos se consolida como un destino singular por su valioso patrimonio histórico y arquitectónico.
Además de por la muralla y el castillo, esta pequeña localidad de Guadalajara también destaca por su arquitectura religiosa. Entre sus edificios más emblemáticos se encuentra la iglesia de San Juan Bautista, de estilo renacentista con espadaña triangular, con un retablo barroco y un artesonado de estilo mudéjar en su interior; y la ermita de la Virgen de la Soledad, que data del siglo XVI y en cuyo interior se encuentra una talla de Cristo yacente.
El entorno natural que rodea a Palazuelos también da de qué hablar, con paisajes típicos de la Alcarria que invitan a la calma y a la desconexión. Entre los puntos de interés destaca la fuente de los Siete Caños, un lugar emblemático que, aunque en la actualidad apenas brota agua, conserva su encanto y su valor histórico. Su proximidad al nacimiento del agua le confiere la particularidad de que salga templada en invierno y fría en verano.
Gracias a su declaración como Conjunto Histórico-Artístico, Palazuelos ha despertado el interés de instituciones y visitantes. Con sus murallas centenarias, su atmósfera medieval y su espectacular estado de conservación, esta pequeña villa se consolida como una joya oculta en el corazón de la Alcarria que merece la pena ser descubierta. Un territorio que demuestra que a veces las grandes historias se esconden en los lugares más pequeños.