El barrio más famoso de Nápoles nació durante el dominio español y su nombre no podía ser más adecuado
Es uno de los atractivos turísticos de la ciudad.
Si visitas Nápoles es imprescindible hacer una parada en el conocido como barrio español, uno de los más característicos de la ciudad italiana. Este barrio, llamado realmente Quartieri Spagnoli, y sus calles laberínticas, estrechas y bulliciosas protagoniza una de las estampas más típicas de la ciudad y es fundamental para conocer la esencia de Nápoles.
Sus orígenes se remontan al siglo XVI y, como su nombre indica, está directamente relacionado con la presencia española en la zona. Nápoles era en aquella época una gran ciudad y una de las joyas de la corona española en el Mediterráneo. Por ello, mandó construir este barrio, compuesto por cuarteles para alojar a las guarniciones de soldados que llegaran a la ciudad italiana.
Fue ordenado por el virrey Pedro de Toledo y diseñado por los arquitectos Giovanni Benincasa y Ferdinando Manlio, quienes dieron esa estructura en forma de damero y laberíntica, perfectas en caso de disturbio o ataques externos.
A pesar de esto, con el paso del tiempo empezó a acoger también a las personas del campo que con el éxodo rural acudieron a la ciudad y a quienes se encontraban de paso en Nápoles.
A partir del siglo XVIII, los soldados dejaron de estar presentes y el barrio se llenó de artesanos y comerciantes, tanto italianos como extranjeros, manteniendo la esencia y la estructura que permanece a día de hoy.
Al barrio español se puede llegar a través de su calle principal, la Vía Toledo o de la estación de metro de mismo nombre, inaugurada en 2012, pero también bajando a pie desde el Corso Vittorio Emanuele.
Además de sus calles pintorescas, sus casas estrechas y con la ropa tendida en sus balcones y los comercios locales, el barrio español cuenta con varias muestras de arte urbano como el fotografiado mural de Maradona, otra obra dedicada a Eleonora Pimentel Fonseca o una la reproducción de La Pudicizia expuesta en la Cappella Sansevero.
También hay edificios monumentales como el Palazzo Cattaneo-Barberini o el Palazzo della Stamperia y, por supuesto, la iglesia barroca de San Carlo alle Mortelle, reabierta al público en 2017 tras un hundimiento de tierra.