Así es viajar al país más extraño del mundo
Para visitarlo se necesita una visa especial.
Los turistas tienen prohibido viajar solos, y quienes viven allí deben cumplir con estrictas reglas que incluyen hasta el color de sus vehículos, así es el país más extraño de la Tierra. Este lugar es Turkmenistán, una nación en Asia Central que, debido a su secretismo y rígido control gubernamental, ha sido comparado con Corea del Norte.
El creador de contenido y viajero Chris ha compartido su experiencia viajando a este peculiar país a través de su cuenta de tikTok @authentic_traveling. El vídeo acumula más de 12 millones de visitas y casi 980 mil likes.
Chris ha desvelado los detalles más espeluznantes de su viaje tras recibir un permiso especial para entrar al país. Durante su estancia, afirmó que no se le permitió moverse ni explorar sin la constante compañía de un guía turístico. “Aquí no hay Internet”, comentó Chris, mostrando su teléfono que no podía cargar ninguna página web debido a la censura masiva de Internet.
La ciudad fantasma
Turkmenistán es uno de los países menos visitados del mundo. Para viajar al país se requiere una visa especial, y todos los detalles del viaje deben estar organizados de antemano, desde el guía turístico hasta los lugares que se pueden ver.
Su capital, Ashgabat, es una ciudad prácticamente desierta. A pesar de la grandeza de su arquitectura, Chris describió una capital inquietantemente vacía, sin apenas personas en las calles ni en las enormes tiendas. “Visitar estos edificios llenos de tiendas vacías da una sensación espeluznante, casi como si estuvieras en un pueblo fantasma”, relató.
Además de su curiosa atmósfera desolada, Ashgabat es conocida por la limpieza y la uniformidad de sus estructuras. Casi todos los edificios están revestidos de mármol blanco, de hecho según los Récords Guinness, es considerada la ciudad con mayor cantidad de mármol en el mundo.
Control total
Otra peculiaridad es la rigidez de las normas impuestas por el gobierno, que van desde la prohibición del uso libre de Internet hasta la regulación del color de los coches, predominando los vehículos blancos o claros para armonizar con la imagen de la ciudad.
Según Chris, Turkmenistán es un destino misterioso y desconcertante, una nación atrapada entre la grandeza monumental y el control totalitario, donde los visitantes deben cumplir estrictas reglas, y las pocas personas que viven allí parecen habitar una ciudad perfectamente organizada, pero alarmantemente vacía.