Todo lo que cuenta Kamala Harris sin decir una palabra
La imagen y el lenguaje corporal de la vicepresidenta también tienen mucho que decir en estas elecciones.
A falta de pocos días para que se celebren las elecciones presidenciales en Estados Unidos, lo único que está claro es que el 5 de noviembre el resultado será apretado. Por eso cada detalle cuenta: los mítines, los discursos, los apoyos mediáticos, el programa, pero también la imagen que proyecta.
Kamala Harris lo sabe y por eso desde que se confirmó que sería la candidata demócrata tras la renuncia de Joe Biden ha ido haciendo pequeños pero significativos cambios en su armario sin dejar atrás su esencia. Cuando la antigua fiscal se convirtió en la primera mujer vicepresidenta de Estados Unidos y la primera persona negra en jurar el cargo lo hizo después de labrarse una imagen de cercanía en la que sus prendas jugaron un papel fundamental.
La candidata demócrata recorrió el país en 2020 calzada con sus inseparables zapatillas Converse, e incluso atendió en sudadera y leggings la llamada del presidente Biden para confirmarle que habían ganado las elecciones. Las Converse de Harris llegaron incluso a la portada de la revista Vogue, que la eligió protagonista después de haber hecho historia y que fue muy criticada por una sesión de fotos que para muchos no estaba a la altura y que faltaba al respeto y no daba la relevancia necesaria a Harris.
“Muestran que es una mujer trabajadora activa, una profesional”, explicó el asesor de imagen Joseph Rosenfeld a la edición estadounidense de El HuffPost en noviembre de 2020 sobre el calzado de Harris. La combinación de americanas con Converse o vaqueros quería transmitir que Harris era un mujer seria y centrada en su trabajo, además de práctica.
Cuatro años después, la vicepresidenta ha dejado las zapatillas en el armario y ha reformulado su ‘uniforme’ aportando un estilo más serio, más formal y que apenas ha sufrido variaciones en los últimos meses. Harris ya no aspira a ser un contrapeso en la candidatura de Joe Biden, sino la próxima presidenta de Estados Unidos y la primera mujer en llegar a la Casa Blanca.
En los últimos meses Harris no se ha bajado de los tacones y ha recurrido constantemente al que era su uniforme ya en tiempos de fiscal, el traje de chaqueta. Unos trajes de chaqueta que habitualmente no se salen del azul marino y diferentes gamas de burdeos, marrones o grises. Antaño la vicepresidenta lo combinaba con todo tipo de camisetas y blusas, pero actualmente se ha decantado por conjuntarlo mayoritariamente con blusas con una gran lazada.
Ese cambio se ha materializado en una nueva portada de Vogue, que ha apoyado a la candidata demócrata fotografiándola sentada de forma seria y con un traje marrón en una nueva sesión que ha sido más valorada por los lectores.
Cuatro años después de las elecciones de 2020, lo que no ha cambiado en el vestidor y el joyero de Harris son sus perlas, tanto en collares como en pendientes. Unas joyas que no son únicamente una cuestión estética sino que guardan mucho significado para la política californiana.
La senadora y exfiscal de California estudió en la Universidad de Howard, un college histórico para los afroamericanos, donde formó parte de la hermandad Alpha Kappa Alpha, AKA. Se trata de la primera hermandad con letras griegas fundada por mujeres negras, a las que se conoce como las ‘Veinte Perlas’. Cuando una nueva estudiante entra a formar parte de ella obtiene como regalo de iniciación una insignia con veinte perlas.
Harris posó en su foto de graduación orgullosa con un collar de perlas y juró el cargo en el Capitolio de Washington de nuevo con perlas. Tiene toda una colección: perlas clásicas rodeadas de oro, negras, de doble cadena... la lista es infinita y se han convertido ya en un símbolo y una manera de recordar sus orígenes. Glenda Glover, presidenta de la hermandad explicó a Vanity Fair que esas perlas significan “refinamiento y sabiduría”.
Naturalidad, preparación
Desde que asumió el puesto de vicepresidenta, Harris ha sido objeto de burlas por su risa o sus gestos, aunque en los últimos meses los votantes demócratas han sabido apropiarse de la naturalidad de política californiana como una virtud y la han convertido en un meme.
Para Diana Rubio, doctora en comunicación, politóloga y experta en protocolo, imagen y etiqueta, "uno de los aspectos más destacables" del lenguaje corporal de Kamala Harris es precisamente su sonrisa y que sabe "cuándo tiene que usarla o no". "Es una persona que gesticula de una forma moderada, pero domina muy bien esa comunicación no verbal a la hora de realizar una intervención en un mitin o en un debate", explica la experta.
"Eso también es una virtud. Aunque también encontramos otras situaciones en las que la hemos podido ver muchísimo más natural a la hora de enfadarse con acusaciones que le han hecho", matiza la experta. Una de esas ocasiones, cuando reaccionó mandando callar a unos manifestantes que interrumpieron uno de sus mítines para denunciar la situación en Gaza.
Para Rubio, con su estrategia de comunicación Harris "quiere transmitir un mensaje político de continuidad y de que es la mejor opción que existe, comparado con el candidato Trump". "Otra de las cosas que intenta transmitir en sus intervenciones es que está preparada para ser la primera presidenta de los Estados Unidos. Tiene ese halo de preparación y de tener todas las virtudes que un presidente puede tener", asegura.
Una preparación que, para Rubio, en el caso de Harris va de la mano de la naturalidad. "Lo que intenta transmitir es naturalidad, que es una persona que está preparada pero que también es humana. Ella se ríe como se ha reído siempre. No estamos hablando de un risa impostada, al contrario, y es lo que nos ayuda a verla un poco más humana", ejemplifica la experta.
"La principal diferencia entre ella y Trump es la preparación. Cómo ella está preparada a la hora de atacar a Trump, cómo ha preparado los discursos... Esa preparación, que también demuestra estudio y análisis del candidato contrario y un conocimiento absoluto de la situación en la que se encuentra, son algunos de los aspectos que los diferencian", señala Rubio sobre la manera de expresarse y comunicarse de los candidatos. "Mientras ella es todo perfectamente preparado y argumentado, Trump es justamente lo contrario", concluye.