Los cinco mejores castillos para una escapada de primavera
Si esta es para muchos la mejor época del año para viajar, hacerlo alojándose en una fortaleza medieval es el plan perfecto.
¿Dormir en un castillo? La propuesta es tentadora y, buenas noticias, también es posible.
El patrimonio histórico de nuestro país cuenta con una extensísimo catálogo de fortalezas que aún siguen en pie y hay unas cuantas en las que puedes dormir como si fueras el protagonista de una historia medieval, entre magníficas vistas, estancias por las que pasaron reyes y papas y la mejor gastronomía de la zona.
Y es que si la mayor parte de Paradores se ubican en lugares singulares, contribuyendo así a la recuperación y conservación del patrimonio histórico-artístico a través del uso turístico de los edificios, muchos de ellos son castillos,
Y si la primavera es para muchos la mejor época del año para viajar —buena temperatura, días largos y menos gente— , hacerlo alojándose en un castillo hacen de este el plan perfecto.
Parador de Cardona
La fortaleza de Cardona (Barcelona), construida en el año 866 por Wilfredo el Velloso, es uno de los conjuntos más imponentes de Cataluña y un bello ejemplo del estilo románico lombardo. El Parador está formado por un complejo conjunto monumental en el que destaca una particular torre cilíndrica de más de diez metros de altura conocida como la Torre Minyona y que también integra parte de un antiguo palacio, las estancias de los canónigos de la colegiata de San Vicenç, consagrada en 1040, y el polvorín construido en el siglo XVIII.
El restaurante, con más de 40 metros de largo, es uno de los más impresionantes de toda la red de Paradores y, en origen, era la dependencia que unía el palacio con el antiguo refectorio de los clérigos de la colegiata. A él accedían por una puerta que comunica con el claustro, que aún conserva sus característicos arcos apuntados y, entre las vigas, se puede vislumbrar la decoración heráldica con los cardos de Cardona.
Parador de Sigüenza
El Parador de Sigüenza, en la provincia de Guadalajara, es un edificio que impresiona incluso de antes entrar en la ciudad. Es un imponente castillo medieval del siglo XII que fue construido sobre una alcazaba árabe y en el que han residido reyes, cardenales y obispos.
Y si por fuera deslumbra, por dentro no se queda atrás gracias a su enorme patio empedrado, su claustro y sus habitaciones con balcones de madera. Entre sus rincones más especiales están la capilla románica del siglo XIII, el comedor abovedado y el salón chimenea, en el que descansar entre lámparas de época, enormes columnas de piedra y un precioso techo con vigas de madera.
Sigüenza es sinónimo de historia. Junto con el Parador, la catedral es el lugar más emblemático de la ciudad. También son visitas obligadas la Casa del Doncel, las iglesias de San Vicente y Santiago, las puertas de entrada a la ciudad o la plaza Mayor.
Parador de Jaén
El Parador de Jaén corona la ciudad desde lo alto del cerro de Santa Catalina. Su figura emblemática domina el horizonte y es el primero en dar la bienvenida al que se acerca a la ciudad.
Este castillo es origen y destino para descubrir todo el encanto del Renacimiento andaluz. En el interior, el carácter monumental se mantiene gracias a los impresionantes arcos cruzados a 20 metros de altura en el salón principal, el comedor y las habitaciones, con impresionantes panorámicas de la ciudad.
Su apuesta gastronómica gira alrededor de la tierra que le rodea: el producto local, de cercania, protagoniza su carta, con un ingrediente que destaca sobre los demás: el aceite de oliva virgen extra de esta tierra.
Parador de Oropesa
El Parador de Oropesa (Toledo) fue el primer Parador que se abrió en un edificio histórico: un castillo medieval situado entre la sierra de Gredos y el río Tajo, rodeado de un enorme encinar.
El conjunto monumental está formado en realidad por dos construcciones unidas: el castillo viejo, que fue en el pasado una fortaleza, y el nuevo, el palacio de los Álvarez de Toledo, condes de Oropesa, del siglo XV. Los rincones más especiales del Parador, además de su gran patio de armas, son su terraza con vistas a la sierra de Gredos y su piscina exterior.
Por su ubicación estratégica, Oropesa es un buen punto de partida para conocer la ruta del valle del Tiétar, los pueblos de la comarca de la Vera o adentrarse en la provincia de Cáceres para descubrir ciudades como Guadalupe, Plasencia o Trujillo.
Parador de Jarandilla de la Vera
¿Imaginas sentarte a leer un libro en la terraza de un castillo en el que se hospedó Carlos V? El patio de armas, los torreones y los enormes muros de piedra del castillo de los Condes de Oropesa donde se ubica este Parador te trasladarán a esa época en la que la fortaleza sirvió de refugio en los últimos días del monarca.
Sus patios con palmeras y la piscina, rodeada de olivos y naranjos, son lugares perfectos para desconectar y relajarse.
Jarandilla de la Vera, uno de los pueblos más pintorescos de la comarca cacereña de La Vera, se encuentra entre sierras y gargantas, en un entorno privilegiado que enseguida se convierte en destino preferido de los amantes de la naturaleza.