Ser sáfica o cómo Grecia unió a las mujeres bi y lesbianas para ser visibles

Ser sáfica o cómo Grecia unió a las mujeres bi y lesbianas para ser visibles

Más allá de la Antigua Grecia y Safo de Lesbos, este término busca reivindicar y unificar el amor entre mujeres.

Imagen del cuadro 'Safo y la chica de Mitilene' de Nicolai Abraham Abildgaard de 1809 sobre fondo con las banderas lésbica y bisexual.Getty Images/El huffpost

Laura Peña, de 28 años, mantiene una relación con una mujer desde hace 5 años. Sin embargo, hace dos decidió dejar de etiquetarla como "pareja lésbica" para pasar a ser "pareja sáfica". El motivo, lejos de los cantos de Safo de Lesbos y toda la literatura que acarrea, no fue otro que tratar de no invisibilizar a su novia, que se identifica como bisexual.

"Todo fue a raíz de TikTok, consumo mucho contenido del colectivo y empezó a llegarme esta etiqueta especialmente en Latinoamérica y la vi más adecuada a lo que tenía anteriormente, al final hace referencia a mujeres que mantienen relaciones con mujeres o personas no binarias independientemente de si se sienten atraídas romántica y/o sexualmente por personas de otro género", recuerda Peña.

Esta etiqueta ha plagado las redes sociales en los últimos años para abarcar precisamente a las personas no binarias y mujeres que mantienen relaciones con otras mujeres, un espectro amplio que trata de dejar de invisibilizar a las personas bisexuales.

"Al estar mi pareja con una mujer nos decían que éramos 'una pareja de lesbianas' y, claro, ella no lo es, al final este término nos recoge mejor a las dos", señala. Sin embargo, esto no es incompatible con la identidad de género y la orientación de cada una, que mantienen ambas.

Una palabra con mucha historia y que sigue generando debate

En este contexto de popularidad del término, se han publicado ensayos, creado libros, cuentas en redes sociales de contenido LBTI+ inspirados por la poetisa griega, de la que solo se conservan unos 650 versos. 

Uno de los productos derivados más populares Después de Safo (Alianza Editorial) de Selby Wynn Schwartz ha inspirado a artistas como Christina Rosenvinge a hacer un espectáculo titulado Safo en 2022 que posteriormente trasladó a su disco Los versos sáficos. 

Para ella, tal y como comentó a Time Out, el libro de Schartz fue toda una inspiración. "Es una especie de ensayo ficcionado que traza esa especie de genealogía de mujeres hablando de la vida y del amor de la misma manera que ella, celebrando lo sáfico", señaló.

  Christina Rosenvinge en la representación de 'Safo' en Mérida en julio de 2022.Europa Press via Getty Images

Sin embargo, este término ya existía desde años antes de que estuviera TikTok y no hace falta precisamente remitirse a la Antigua Grecia y a la atracción de Safo de Lesbos por sus alumnas. 

El Círculo Sáfico de Madrid, en el que intelectuales como Victorina Durán, Elena Fortún o Victoria Kent se identificaban como "sáficas" en lugar de como lesbianas, ya que era un término más seguro por aquel entonces.

Seguía otros modelos europeos como los círculos de París en torno a Gertrude Stein o en Londres y tuvo su origen entre los movimientos feministas de la Residencia de Señoritas y el Lyceum Club Femenino. Pese a no tener ubicación concreta, a partir de 1935 comenzaron a reunirse en casa de Gabriela Mistral y finalmente acabó con la Guerra Civil.

A nivel cultural, este término se ha quedado arraigado también en Grecia, donde cada año en septiembre se celebra el festival Sappho Women, orientado únicamente a mujeres y cuyas actividades van desde la música a la poesía, pasando por actividades deportivas o de cuidado ambiental. 

Precisamente esa idea histórica, es la asociación que hacen de ella en el colectivo A muller de 6 ollos, en el que Andrea Quintana, Cristina Cotelo o Gemma Pérez Feijóo reivindican la palabra "bollera", pero también abrazan esta como una revisión histórica e incluso fantástica.

"La palabra sáfica tiene connotaciones históricas, nos lleva a una genealogía que recuerda que bolleras hubo siempre, con otras etiquetas o nombres cargados casi siempre de connotaciones negativas", señalan. "A nosotras lo sáfico nos lleva a un imaginario de referentes fundamentales, también a un mundo de fantasía e ilusión, nuestra particular isla sáfica que abre las puertas a una dimensión lesbiana, lema de otra de nuestras camisetas en la que aparece una nave espacial en la que bromeamos con una posible abducción a ese otro mundo paraíso", recuerdan.

"La palabra sáfica tiene connotaciones históricas, nos lleva a una genealogía que recuerda que bolleras hubo siempre, con otras etiquetas o nombres cargados casi siempre de connotaciones negativas"
Colectivo A muller de 6 ollos

Sin embargo, el utilizar esta etiqueta, para asociaciones como Extremadura Entiende, formada únicamente por personas LBTI+ no tiene que conllevar asociado el esconder otras.

"Nosotras hemos tenido un debate y, aunque no tenemos un posicionamiento como entidad porque cada una lo ve de una forma, prácticamente todas seguimos la misma línea. No nos oponemos y vemos que el lenguaje es bueno que evolucione. Es cierto que cuando decimos pareja de lesbianas, nos referimos a lesbianas exclusivamente, entonces es verdad que ese concepto excluye a las personas no binarias o a las mujeres bi", señala Sisi Cáceres, miembro de Extremadura Entiende.

"Partiendo de esa base, nosotras lo que hemos estado debatiendo que lo bueno del lenguaje y de las etiquetas —que luego hay gente que las usa y gente que no— es que se incorporen nuevos términos a ese lenguaje, pero que no ocultemos los conceptos que ya están", recuerda y enfatiza en la visibilidad necesaria de las personas no binarias. "Las compañeras lesbianas también quieren que se las nombre, entonces optamos por parejas de mujeres lesbianas y otras parejas sáficas en las que ya se engloben otras identidades", recuerda.

"Lo bueno del lenguaje y de las etiquetas —que luego hay gente que las usa y gente que no— es que se incorporen nuevos términos a ese lenguaje, pero que no ocultemos los conceptos que ya están"
Sisi Cáceres, miembro de Extremadura Entiende.

Para Peña, esta visibilización es más complicada que la de los hombres cis del colectivo: "Nosotras hemos estado siempre invisibilizadas, ya seamos lesbianas o bisexuales y dentro del binarismo es más complicado visibilizarte tanto como bi como no binaria, por lo que este término, desde mi punto de vista, puede servir para que muchas de nosotras nos sintamos más cómodas".

Cáceres aboga por mantener las etiquetas y los pronombres individuales, más allá de que haya una tendencia por el género neutro. "Es verdad que ahora la gente más joven utiliza la e de forma genérica, pero hay mujeres que no se identifican con la e y que se identifican dentro de ese sistema binario, aunque crean que es bueno deconstruirlo se identifican dentro de esa categoría de mujer y se identifican con la letra a, del femenino", señala y reivindica que en Extremadura Entiende utilizan ambos pronombres, neutro y femenino, para acoger todas las realidades.

¿Y las bisexuales dónde están?

Según el informe Estado LGTBI+ 2023 de FELGTB, el 69,20% de las mujeres cis encuestadas se identificaba como bisexual frente al 17,70% de las que lo hacían como lesbianas. Sin embargo, lejos de tener la mayor visibilidad, la bisexualidad todavía sigue enfrentándose a prejuicios.

"Las chicas bi siguen viviendo invisibilizadas y en una continua salida del armario. Para el mundo, mi pareja es lesbiana cuando está conmigo y hetero cuando ha estado con algún hombre. Y ahí no hay más, la gente no entiende que hay una identidad que lo resume y que más allá de esto, también abraza a las personas no binarias", se queja Peña.

Esto es solo un ejemplo. Según datos de una investigación del Instituto Carlos III de Salud en 2022 en el que analizaron esta forma de victimización entre mujeres y hombres de entre 18 y 35 años en los últimos 12 meses, las mujeres bisexuales son las que sufren más violencia sexual, un 17,5% frente al 8,3% de mujeres heterosexuales y al 0% de mujeres lesbianas.

Para Peña la discriminación hacia las mujeres bisexuales no viene solo desde fuera del colectivo o de "sectores de ultraderecha": "No es solo Vox, es que también algunas mujeres que nos identificamos como lesbianas vayamos cuestionando que si una persona es bisexual no es lo suficiente para ser del colectivo porque tenga una relación o mantenga vínculos con hombres cis". Además, recuerda que la hipersexualización que viven las personas bisexuales sumada a la sexualización patriarcal por parte de los hombres hace que sufran mayores violencias. 

"No es solo Vox, es que también algunas mujeres que nos identificamos como lesbianas vayamos cuestionando que si una persona es bisexual no es lo suficiente para ser del colectivo porque tenga una relación o mantenga vínculos con hombres cis"
Laura Peña, joven sáfica de 28 años

Muestra de este cuestionamiento fueron las críticas que recibió la actriz Anna Castillo, después de que se hiciera pública su relación con Álvaro Mel, con el que compartía reparto en Un cuento perfecto, después de haber puesto fin a su relación con la fotógrafa Lara Blanco. "Chicas, mucho cuidado con la bifobia, que es una cosa feísima", compartió Castillo en sus stories.

Desde A muller de 6 ollos, lo bisexual y lo lesbiano están más cerca de lo que se pueda pensar y acoge precisamente a cualquier tipo de identidad y corporalidad. "Para nosotras en nuestra dimensión lesbiana cabemos todas", recalcan. De hecho, en sus dibujos y diseños lo dejan claro, por ejemplo, en su camiseta ´'Orgía', en la que se ve "un dibujo en el que aparece la unión gozosa de de corporalidades diversas y deseos múltiples".

Cáceres se muestra optimista y cree que en los últimos años las activistas bisexuales están haciendo una pedagogía importante "para remover y que seamos cuidadosas para intentar que todas estemos al mismo nivel de visibilidad". 

"Es verdad que como las mujeres lesbianas se visibilizaron antes, todo lo que vino posterior a nivel de visibilidad siempre cuesta un poco más. Creo que tanto desde las compañeras bisexuales como desde las entidades estamos haciendo un buen trabajo en cuanto a esa pedagogía y hacer que todas las entidades tengan la misma visibilidad porque tienen la misma importancia", recuerda Cáceres.

La extremeña apunta a que más allá de la etiqueta bi, hay otras como la "plurisexualidad", donde se está etiquetando parte del colectivo "para alejarse precisamente de ese concepto binario".

"Estamos en un momento en la gente del colectivo, porque hay gente que le sacas de lesbianas y gais y no tiene ni idea. Tenemos que hacer mucha pedagogía y respetar las etiquetas porque son necesarias para quien las quiera utilizar, pero también en el respeto de quien no quiere usarlas", enfatiza.

Rosalía o Dulceida, un boom de visibilidad

El pasado 2 de abril las redes sociales se llenaron de comentarios, memes y aplausos en el que para muchas fue el "nuevo día de la visibilidad lésbica", apenas tres semanas de la celebración en sí del 26 de abril. El motivo no era otro que la confluencia de tres noticias protagonizadas por tres mujeres bi que dieron mucho que hablar.

Por un lado, la actriz Hunter Schafer confirmó que había tenido una relación de cinco meses con Rosalía, dando claro significado a los rumores que las relacionaban y a la dedicatoria de la canción Tuya. "Tengo amistades muy bonitas con gente con la que tuve una relación sentimental", dijo a GQ, donde recalcó que la catalana "es de la familia pase lo que pase".

Ese mismo día Dulceida y Alba Paul anunciaron que iban a ser madres compartiendo una imagen de la ecografía de su futura hija y se incrementaron los rumores de que Ester Expósito mantenía una relación con su estilista Nini Vélez. 

Billie Eilish ha sido otro de los rostros conocidos que este 2024 se ha alzado para hablar de su bisexualidad. "Tengo conexiones profundas con las mujeres de mi vida, los amigos de mi vida, la familia de mi vida. Me siento físicamente atraída por ellas. Pero también me intimidan mucho, su belleza y su presencia", dijo a Variety.

Otro de los ejemplos de visibilidad a nivel nacional fue el de las jugadoras Selección española de fútbol que se alzaron con el Mundial el pasado mes de agosto y muchas de ellas se han alzado como referentes del colectivo.

Esto es algo relativamente reciente ya que, la visibilidad de las mujeres dentro del colectivo LGTBI, especialmente entre rostros conocidos, ha tardado más en llegar que la de los hombres gais.

"Creo que en los 2000 cuando éramos pequeñas, los referentes que había eran hombres cis gay, recordemos Jesús Vázquez, Boris Izaguirre, etc. Pero mujeres había pocas y menos que fueran visibles o hablaran abiertamente de ello. Creo que es algo que ha venido de la mano del feminismo, que nos ha abierto la puerta a sentirnos más libres y poder hablar de nuestra sexualidad abiertamente", apunta Peña.

Para Cáceres, esta visibilidad siempre es positiva, especialmente para aquellas personas alejadas de las realidades del colectivo o para gente joven. "Llega mucho más una persona que pertenezca al mundo de las redes sociales que a la política y es importante que se visibilice y que utilicen ese altavoz que tiene para personas que no son del colectivo, al menos vean a alguien", señala y apunta que en zonas rurales como algunas de Extremadura.

"Si lo hacen a nivel público y lo ven en la televisión es una gran responsabilidad y además siempre es bienvenido", enfatiza, aunque admite que algunos de estos fenómenos siguen transmitiendo un ideal de normatividad y modelos familiares y/o de expresión de género tradicionales como sucede con Dulceida. "Tienen un canon de belleza muy normativo y un modelo muy normativo. Pero el hecho que haya parejas que se visibilicen siempre está bien, independientemente de que podamos poner un pero de forma individual", apostilla.

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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es