En la mayoría de los hogares españoles, la tradición a la hora del desayuno se convierte en un despliegue de tostadas, mermeladas, bollería, galletas, cereales, zumos... Sí, casi todos los alimentos propios de esta primera comida del día son dulces, mientras que en otros países de nuestro entorno, fiambres, huevos o quesos, son el plato principal. 

A priori, parece que la elección viene dada por la costumbre y por el gusto personal, pero la advertencia de los especialistas es que uno de ellos es mejor que otro a la hora de afrontar las horas que quedan por delante. La explicación que ofrece la nutricionista, y autora del libro Dime qué comes y te diré qué bacterías tienes, Blanca García-Orea es sencilla: "Un desayuno dulce desencadena un pico de glucosa que hace que nos sintamos mas cansados por todo el día, con menos energía y con mas ansiedad por la comida". 

"Un desayuno que mantenga regulares y estables los niveles de glucosa será más saciante y te reportará más energía para afrontar el día que uno que desregule", por lo que un desayuno dulce puede ser sinónimo de más ansiedad y antojos de comida.

Algunas sugerencias...

Como alternativas, García Orea nos propone los siguientes bocados, sin olvidar la proteína recomendada en una cantidad de entre 20 y 30 gramos: tostada de aguacate y huevos, tostada de queso y tomate aliñado, tostada de jamón con tomate, tostada de pavo con queso, yogur natural con crema de frutos secos, yogur natural con fruta y 20 gramos de proteína en polvo, huevos cocidos con frutos secos, atún con aceitunas y nueces...

Además, estos consejos son válidos tanto para el que desayuna a las 7 de la mañana como el que lo hace a las 12, lo importante es que te sientas saciado las cuatro horas siguientes.