Un reputado toxicólogo alerta de la letal moda del 'cromado' entre jóvenes que tiene riesgos mortales

Un reputado toxicólogo alerta de la letal moda del 'cromado' entre jóvenes que tiene riesgos mortales

Se ha popularizado a través de redes sociales.

Niño con el móvil en la mano.Emanuel M. Schwermer; www.ems-dop.de

Los riesgos a los que se exponen los niños y adolescentes a través de las pantallas, desde el robo de datos, al abuso a través del grooming o nuevos y peligrosos retos virales. Una de estas tendencias es el chroming, o cromado, una moda de inhalación de tóxicos similar al huffing, que generalmente se daba de pegamento.

Se trata de inhalar durante un periodo determinado sustancias legales como laca de uñas, rotuladores, pinturas metálicas, disolventes, gasolina, laca o desodorantes en aerosol, tal y como apunta en CNN Internacional Anthony Pizon, profesor de medicina de emergencia y jefe de la división de toxicología médica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh.

Las formas de hacerlo varían desde echarlo en el rostro, olerlo, o inhalarlo después de echarlo en una bolsa o un trapo. “Según la Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas y Salud de 2020, el abuso de inhalantes alcanzó su punto máximo en la década de 1990 y tuvo una tendencia a la baja durante las últimas dos décadas. Pero en los últimos años, las tasas de experimentación entre los adolescentes han vuelto a aumentar", señala al citado medio Betty Choi, pediatra y autora de Human Body Learning Lab: Take An Inside Tour of How Your Anatomy Works.

Este fenómeno se ha popularizado gracias a redes sociales. Esto se ha provocado que en los últimos años, los jóvenes han consumido inhalantes más que cualquier otro grupo mayor de 12 años, llegando a los 564.000 en 2023, según la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias de Estados Unidos.

Entre los síntomas, según Pizón, puede haber una mezcla de euforia con mareos, torpeza, dificultad para hablar o desinhibición. Aunque también puede haber náuseas, vómitos, problemas cardíacos, convulsiones, debilidad muscular, somnolencia o dificultad para respirar. 

En casos extremos puede provocar la muerte o, en algunos casos, provocar una tendencia de búsqueda de estupefacientes entre estos menores. Entre consecuencias más severas pueden ser disfunción renal o hepática, alteraciones electrolíticas, neuropatía, adicción, daño cerebral o cardíaco, problemas de memoria y concentración, úlceras, hemorragias nasales, trastornos de salud mental y cambios de humor como apatía, paranoia o irritabilidad.

En marzo una madre del Reino Unido informó que su hijo de 11 años murió de un presunto paro cardíaco después de inhalar sustancias químicas tóxicas. En 2023 ya había fallecido una niña australiana de 13 años y dos niños de 16 años en 2019. Esto sumado a varias hospitalizaciones y daño cerebral.