Todo lo que tienes que saber sobre la "mal llamada" vitamina D
Un experto aclara para qué sirve, qué alimentos la contienen, quién puede tener riesgo de déficit o qué enfermedades pueden estar asociadas a niveles bajos.
Seguramente la vitamina D haya estado presente en alguna de tus conversaciones recientes. Cada vez es más frecuente que algunas personas tengan que suplementarse porque les ha salido baja en los análisis —de hecho, la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP) alertó hace poco de la existencia de una elevada proporción de peticiones de niveles y prescripciones de dosis altas de vitamina D no justificadas— y a muchas otras les preocupa qué comer o cómo tomar el sol para evitar precisamente eso. Sin embargo, sigue habiendo mucho desconocimiento en general sobre ella: cómo la obtiene el cuerpo, cuál es la mejor manera de aprovecharla, quién tiene más riesgo de tener niveles bajos...
“Actualmente se está poniendo en auge el grandísimo papel que tiene la nutrición en el mantenimiento y la conservación de un estado de salud óptimo y adecuado. Sin embargo, siempre hablamos de los micronutrientes y los macronutrientes, pero dejamos de lado o consideramos que pueden ser de menor valor otros dos aspectos importantes: los minerales y las vitaminas”, expone Alberto Kramer, médico especialista en medicina familiar y comunitaria y miembro de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).
“La vitamina D no solo se obtiene a partir de la alimentación, sino también a través de la exposición solar. Además, se ha visto que la vitamina D tiene un sistema hormonal propio que va a actuar en diferentes sistemas facilitando, modulando, bloqueando o inhibiendo ciertos procesos fisiológicos”, explica sobre ésta en concreto.
Vitamina D a través del sol
Según Kramer, la principal fuente de obtención de vitamina D "debería ser la exposición solar". Como recuerda, el sol emite rayos ultravioleta de dos tipos, A y B: "Los A son aquellos rayos peligrosos, los que nos van a provocar por tiempo mantenido de exposición sin protección lesiones cutáneas y mayor prevalencia de cánceres cutáneos. Los B, que van a ser los beneficiosos, van a provocar un mayor aprovechamiento de la vitamina D".
"El impacto de los rayos ultravioletas B va a incidir en unas células que tenemos en la dermis que se conocen como 7-Dehidrocolesterol", apunta. Ese impacto provoca “la conversión de estas células de la piel en vitamina D inactiva, que después de un proceso de metabolización, tanto en el hígado y, posteriormente, en el riñón, va a dar lugar a la vitamina D activa”, prosigue.
Al depender del sol, es “tiempo-dependiente en relación a los meses del año": "Se estima que, en nuestro país, de marzo a octubre van a ser los meses de máximo aprovechamiento".
Otro factor que influye es la ubicación del sol y del ángulo cenital. Por este motivo, da una regla nemotécnica: "Nos ponemos al sol y si nuestra sombra es más alta que nosotros mismos, decimos que el aprovechamiento de la vitamina D va a ser más bajo".
El máximo aprovechamiento sería además mediante exposición directa al sol en zonas como “cara, cuello, manos, torso, brazos, piernas...". "Se estima que unos 15-20 minutos aproximadamente de exposición directa al sol de marzo a octubre van a ser más que suficientes para obtener unos rangos de normalidad de esta vitamina. Esto no quiere decir que tomemos el sol sin utilizar protección. Las recomendaciones que se están dando es una exposición directa sin protección entre las 12:00 y las 16:00 aproximadamente. Cuando valoremos que la piel está eritematosa, rojita, cuando pasamos esos 10-15 minutos, deberíamos aplicar una protección solar para evitar los daños de los rayos ultravioletas A", sostiene este especialista. Y hay que tener en cuenta que los rayos ultravioleta no atraviesan superficies, por lo que a través de un cristal no habría este aprovechamiento del que habla.
Qué alimentos tienen vitamina D
Aunque en menor medida, la vitamina D también se puede obtener de determinados alimentos, como son los pescados grasos (salmón, arenque, caballa, atún, ostras, gambas...). “Hubo un boom en los años 60-70 en los que se le daba a la población aceite de hígado de bacalao, que es el alimento que más valor nutritivo y más unidades internacionales de vitamina D aporta”, recuerda Kramer.
Entre otros alimentos que también la contienen, pero en menor medida, cita la leche entera, el yogur, el queso, la mantequilla o el huevo.
Algunos países, como pueden ser Finlandia o Islandia, "han creado la fortificación de los alimentos" debido a que su radiación solar es menos intensa a lo largo del año, llegando incluso a vivir varios meses sin apenas luz solar, subraya el experto de SEMERGEN. “Aquí en España, la leche, el yogur o la mantequilla están enriquecidos con vitamina D, pero a un nivel no tan elevado como en otros países”, menciona.
Nuestro país queda algo fuera de la latitud de mayor aprovechamiento, entre 33º norte y 33º sur —queda por encima de la norte— “pero igualmente estamos en una ubicación geográfica bastante idónea”, resalta.
Kramer recuerda un “estudio muy llamativo en Canarias" en el que se sometió a un control de niveles de vitamina D a estudiantes de Medicina: "Daba la casualidad de que un tercio de ellos tenían niveles normales, un tercio, niveles suficientes, y el otro tercio, deficientes. Estamos hablando de población sana y joven, aunque pasan muchas horas de biblioteca y se debe tener en cuenta".
El experto indica que el aprovechamiento de esta vitamina depende del tipo de piel que se tenga: "Hay una escala, de Fitzpatrick, con los fenotipos. Cuanta más clarita sea la piel, más rápido llegará ese enrojecimiento y el aprovechamiento del sol va a ser mucho mayor, en detrimento de personas con la piel más oscura para quienes esos 10-15 minutos posiblemente se queden cortos".
Para qué le sirve la vitamina D a nuestro cuerpo
“La vitamina D históricamente se ha relacionado con la homeóstasis mineral y ósea. Ha tenido mucho estudio y evidencia en relación al fósforo y el calcio. Un déficit en adultos se ha asociado en adultos a la osteoporosis y en los niños, al raquitismo", afirma el médico, quien también alude a que hay cierta controversia porque "muchas de las investigaciones son heterogéneas".
"Algunas funciones con las que se ha asociado, podría ser una disminución de la proliferación de células neoplásicas, valorando que pacientes con normalidad en vitamina D podrían tener menos incidencia de determinados cánceres, incluso se ha relacionado con menos incidencia de síndrome metabólico", enumera entre sus funciones, así como la "regulación del sistema inmune, la resistencia y fuerza muscular, la regulación del sistema cardiovascular y de la presión arterial".
"En el último congreso de SEMERGEN nacional en Sevilla poníamos en valor cómo la vitamina D podría estar relacionada con el control y el manejo de la tensión arterial, la dislipenia, la diabetes... La evidencia es controvertida, pero la orientación va encaminada hacia eso", añade.
Problemas de salud y población de riesgo
Para entender qué personas pueden tener más riesgo de déficit de vitamina D, Kramer puntualiza primero que para que la vitamina D inactiva el torrente sanguíneo pase a ser activa, "necesita un proceso de metabolización en el hígado y, posteriormente, en el riñón", por lo que "algunos problemas hepáticos y/o en el riñón" podrían provocar que su tasa de rendimiento sea menor.
“El principal grupo poblacional con el que deberíamos tener ojo para valorar una deficiencia serían las personas mayores. Pierden, por un lado, cantidad de 7-Dehidrocolesterol en la piel, pierden la capacidad de hacer el metabolismo, tienen menos enzimas para realizar esos procesos y además, una vez que tenemos vitamina D activa, tienen disminuidos los receptores para que la vitamina pueda hacer su función. Además, tienen una vida menos activa, más sedentaria y, por ende, una menor exposición solar", recalca.
Otro factor que cita es la obesidad: "La vitamina D es una hormona realmente, porque tiene un proceso de regulación propio". De ahí que resalte que por eso es "mal llamada vitamina D".
"Lo que se conoce como sistema endocrino de la vitamina D es una hormona esteroidea, liposoluble, tiene una tendencia a almacenarse en el tejido graso. A mayor obesidad, mayor presencia de tejido graso y, por tanto, la vitamina D va a tener mayor tendencia a quedarse anclada a la grasa y no salir al torrente sanguíneo. Pacientes obesos van a tener una predisposición a un mayor déficit", agrega.
Menciona además una tabla elaborada por la SEIOM (Sociedad Española de Investigación Ósea y del metabolismo mineral), con factores de riesgo y enfermedades asociadas a una baja vitamina D, "como una raza no caucásica, edad avanzada, personas institucionalizadas, exposición solar baja, personas obesas, una desnutrición o con riesgo de desnutrición, un síndrome de baja absorción o una cirugía bariátrica, otras patologías como insuficiencia renal o hepática, raquitismo, osteomalácea, pacientes con osteoporosis o fracturas por fragilidad, embarazo y lactancia, incluso con la toma de ciertos fármacos como glucocorticoides, epilépticos, antirretrovirales o antifúngicos".
Controversia sobre los niveles de déficit
Distintos estudios y revisiones sobre la falta de vitamina D en España y en el mundo arrojan conclusiones "devastadoras": "Estos estudios indican la existencia de un nivel de deficiencia y de insuficiencia que rozan el 80% de la población y ésta es la pregunta estrella: ¿cómo existe tanta deficiencia a nivel mundial?".
"Tenemos dos teorías por las que apostar: una, el cambio de estilo de vida, porque existe incluso insuficiencia en los países que se encuentran en la latitud que comentábamos antes, o que los valores de corte para el cribado y diagnóstico no estén bien posicionados", explica Kramer.
"Los valores se basan en un estudio acerca del metabolismo de fósforo y de calcio en conjunción con la vitamina D. Valoraron que ciertos niveles de vitamina D se provocaba una reacción del organismo regulador y fue ahí donde pusieron el punto de corte", aclara. La deficiencia se fijó por debajo de 20 nanogramos/mililitro, la insuficiencia, entre los 20 y los 29 y los niveles normales por encima de los 30.
"Si tan importante es la vitamina D, por qué no hay un cribado poblacional? ¿Por qué no le hacemos una analítica a todos los pacientes, medimos la 25 hidroxivitamina D y se la pedimos a todo el mundo?", se pregunta. Su respuesta es clara: "La medicina basada en la evidencia nos lleva a concluir que tomar esta iniciativa sería innecesaria porque no vamos a poder hacer el balance de beneficio/daño. Eso conllevaría un gasto económico demasiado elevado". Como añade, hasta la fecha "no se ha publicado ningún ensayo clínico homogéneo y de calidad" que haya analizado el efecto en la salud de suplementar a todo el mundo, incluida la población sana, con vitamina D. Ésta debería ir siempre pautada por un profesional sanitario.