Revelan cuál es la fruta que odian los farmacéuticos españoles: así altera los medicamentos
Hace que el medicamento permanezca más tiempo en el cuerpo.
Hay determinadas frutas que pueden ser incompatibles con algunos medicamentos o, más bien, su consumo no es recomendable si se toman algunos principios activos. Se trata especialmente del pomelo al cual la farmacéutica Elena, conocida en TikTok @infarmarte, se atreve a calificarlo como "la fruta más odiada" por sus compañeros de profesión.
Esto se debe a que contiene una sustancia química llamada furanocuraminas, que inhiben según la farmacéutica una enzima llamada cyp3a4 y hace que interfiera en su descomposición en el sistema digestivo.
Tal y como explican en Mayo Clinic, "el medicamento puede permanecer en el organismo durante mucho tiempo, o durante muy poco". "En la mayoría de los casos, el problema es que el medicamento permanece demasiado tiempo en el organismo, lo puede generar niveles riesgosos y aumentar los efectos secundarios. Si un medicamento se descompone demasiado rápido, no tendrá tiempo suficiente para actuar", detallan.
Al aumentar la concentración del fármaco en el cuerpo, aumentan con ellos los efectos secundarios.
En Mayo Clinic recogen que estos medicamentos se utilizan principalmente para combatir infecciones, disminuir el colesterol, tratar la hipertensión, controlar problemas cardiacos, tratar la ansiedad, los mareos por movimiento, las convulsiones, las alergias estacionales, los medicamentos contra la disfunción eréctil, reemplazar las hormonas o controlar el dolor.
Concretamente, @infarmarte recoge algunos medicamentos y los efectos secundarios más comunes que pueden aumentar en estos casos. Fármacos antihipertensivos como el nifedipino, verapamilo, felodipino o amlodipino puede aumentar efectos como la taquicardia e hipotensión; ansiolíticos como diazepam, midazolam y triazolam pueden aumentar efectos como mareos y sedación prolongada; en hipolimpeantes como atorvastatina, lovastatina y simvastatina pueden aumentar efectos secundarios como cefaleas o toxicidad hepática, y en el caso de inmunosupresores como la ciclosporina, el tacrolimus puede aumentar la inmunosupresión y puede provocar toxicidad hepática y renal.