Qué hacer si te sientes abrumado psicológicamente por la DANA: "No hay cerebro que aguante permanentemente conectado al dolor"

Qué hacer si te sientes abrumado psicológicamente por la DANA: "No hay cerebro que aguante permanentemente conectado al dolor"

Dos psicólogas dan las claves a las personas que se sienten emocionalmente sobrepasadas aunque la tragedia no les haya tocado en primera persona.

Una calle llena de enseres estropeados por la DANA en Paiporta (Valencia), el 4 de noviembre de 2024.EFE

En la última semana, son muchas las personas que han compartido con sus allegados o a través de redes sociales su sensación de colapso, tristeza o saturación tras seguir las devastadoras consecuencias de la DANA en Valencia y otros puntos de España. Esto sumado a la culpabilidad por necesitar desconectar, aunque sea temporalmente, de la tragedia, la frustración de no saber qué más hacer o el malestar por hacer vida normal cuando otros no pueden.

Frente a esto, muchos psicólogos se han esforzado por difundir mensajes para dejar claro que es válido y normal sentirse sobrepasado (aquí, aquí y aquí, más ejemplos), necesitar nutrirse de otros temas o, en definitiva, que cada uno está haciendo lo que puede y hasta donde llega.

"Es normal por varios factores. Lo primero, porque esto nos toca de muy cerca", señala la psicóloga Eirene García sobre estos sentimientos. Como explica, "el hecho de que haya ocurrido en nuestro país hace que por empatía nos identifiquemos más".

"Luego está el tema de que hoy los medios de comunicación y las redes sociales son como un amplificador", describe. Cuando antes sólo había periódicos y telediarios, ahora se tiene al alcance una actualización constante: "Es una fuente de la que estamos todo el rato recibiendo imágenes, y a veces algunas muy impactantes, que hacen que el cerebro se active a muchos niveles. Se activa esa especie de estado de alarma, ese estado emocional de 'estamos en peligro', y da la sensación de que lo estemos viviendo en primera persona".

"Se activa esa especie de estado de alarma, ese estado emocional de 'estamos en peligro', y da la sensación de que lo estemos viviendo en primera persona"

"Las películas tienen una edad recomendada precisamente por esto, porque las imágenes y la información impactan en nosotros", agrega. Y eso deja su huella.

El trauma vicario

"Muchas veces las personas piensan que el trauma es algo que una persona vive en primera persona, pero el trauma se puede adquirir de muchas formas", explica la psicóloga Carmen Esteban. "El trauma es algo muy subjetivo y no es algo que nos afecte a todos igual. Una misma situación puede afectar de forma muy distinta a cada uno", recalca.

De ahí que muchos especialistas hablen de trauma vicario al hilo de lo que muchas personas están experimentando tras la DANA. Como lo define Esteban, es "ese desgaste psicológico o emocional que podemos llegar a sufrir las personas que estamos constantemente en contacto con las emociones de las otras personas que lo están pasando mal".

"El trauma vicario es algo que está muy descrito en profesionales que se dedican a la ayuda a otros: médicos, bomberos, policías... Esta gente que está en primera línea, que va cuando hay una catástrofe o un suicidio", apostilla García sobre esto, que también puede recibir el nombre de estrés postraumático secundario. O, en palabras más bonitas, como ella lo describe: "El dolor silencioso de la empatía".

"La empatía es maravillosa para los seres humanos, es lo que hace que seamos sociales, pero por otro lado, la hiperempatía puede hacer que nos fatiguemos por esa compasión, ese ponernos en el lugar del otro, por ese comprender por lo que está pasando la otra persona", prosigue la psicóloga.

La ventana de tolerancia

Esto entronca con otro concepto de la psicología, llamado la ventana de tolerancia. Según Eirene García, se refiere a lo que nuestra mente es capaz de soportar, igual que existe un umbral de dolor físico: "No todos tenemos el mismo el mismo nivel de tolerancia al dolor o de metabolizar sustancias. A nivel emocional, ocurre igual".

No hay que perder de vista, expone, que todos tenemos "otras historias que nos afectan", lo que va a hacer que "nuestra ventana de tolerancia sea más chiquitita".

"No todos tenemos el mismo el mismo nivel de tolerancia al dolor o de metabolizar sustancias. A nivel emocional, ocurre igual"

"Cada persona tiene un contexto propio que le condiciona. Si yo estoy en duelo porque se acaba de morir mi abuela —que sí, que era mayor, que la he disfrutado mucho tiempo, pero la echo de menos y me duele— si estoy en ese estado, cuando me expongo, mi tolerancia al dolor va a ser mucho menor que si no me hubiera pasado. O si estoy en una ruptura, o si tengo a mi padre con cáncer...", pone como ejemplo.

Puede afectar al sueño o empeorar la ansiedad

Por ella misma y por su experiencia en consulta en estos días, García señala que es normal que este desborde esté afectando a la ansiedad o a la calidad del sueño de algunas personas: "Yo misma es que no duermo, tengo insomnio, pesadillas, me vienen imágenes... Con Gaza me pasó igual, he visto tres imágenes que me dejaron... vamos, todavía están en mi cabeza".

De ahí que recalque la importancia de "dosificar la exposición": "El cerebro no puede estar constantemente expuesto al dolor. No puede porque se satura, se colapsa". También de comprender que "el dolor forma parte del mundo": "Constantemente pasan cosas que son negativas: hay gente que es abusada, hay guerras, hay conflictos... y todos seguimos con nuestra vida. Tampoco nos podemos responsabilizar del mundo entero".

Cómo cuidarnos

Carmen Esteban coincide en esa idea de controlar la exposición: "Los psicólogos siempre aconsejamos que la información es buena, pero la sobreinformación puede afectar mucho a la salud mental de las personas".

La psicóloga aboga por racionalizar la información y acotar su consumo a determinadas horas del día, por ejemplo, o evitarlo antes de ir a dormir. "Y saber dónde buscarla, siempre en fuentes oficiales", subraya.

"Para mí una clave importante es leerlo en vez de estar viéndolo en vídeos. Cuando lees la información no genera tanta emocionalidad; en un vídeo hay música, hay voces...", añade Esteban.

"Los psicólogos siempre aconsejamos que la información es buena, pero la sobreinformación puede afectar mucho a la salud mental de las personas"

García, en este sentido, enfatiza: "No puedo estar mirando cada media hora la actualización de la cifra de muertos, el último vídeo del desastre... No hay cerebro que aguante permanentemente conectado al dolor". Recomienda también "hacer un poquito introspección, mirarte dentro y ver cómo estás a nivel emocional", hacer actividades "que sean gratas o que den calma" y hablar o escribir sobre cómo nos está afectando: "Sabemos que cuando el dolor se acompaña de alguna forma lo mitiga o hace que pese menos".

Otra clave que aporta es "evitar caer en la comparación, en lo que deberíamos estar haciendo o no" o en juzgar a los demás: "No estoy yendo ahí a enfangarme, pero tampoco todo el mundo tenemos que ir. También es necesario que donemos dinero, que compremos enseres o que estemos al otro lado del teléfono. Entender qué puedo hacer yo y qué está en mi mano realmente".

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