Patri Psicóloga: "Tienes derecho al descanso, no como un premio, sino como un derecho en la vida"

Patri Psicóloga: "Tienes derecho al descanso, no como un premio, sino como un derecho en la vida"

Entrevista con la psicóloga Patricia Ramírez, que publica 'Cómo tener tiempo para todo'.

Patri Psicóloga publica 'Cómo tener tiempo para todo'.TONI GALÁN

Es psicóloga, ha publicado once libros, es conferenciante, tiene un podcast y participa en otros, divulga en redes, practica deporte y, todo ello, sin descuidarse a sí misma ni a sus seres queridos. Patri Psicóloga (Patricia Ramírez) no es superwoman ni pretende serlo, pero sí es muy consciente de cuáles son sus prioridades y de a qué dedica su tiempo. 

A raíz de que constantemente le pregunten cómo lo hace decidió condensarlo en un libro, Cómo tener tiempo para todo (Grijalbo), que acaba de ver la luz. Su método está lejos del de muchos manuales de autoayuda o de gurús de la productividad. Para ella, las palabras 'rápido', 'deprisa' o 'ya' las carga el diablo, y para llegar a todo, hay que empezar por llegar a menos. 

¿Qué se va a encontrar esa persona que vaya a tu libro buscando la fórmula para hacer más cosas en el día, más rápido y ser más productivo?

Todo lo contrario (risas). Hay dos preguntas que me hacen siempre; una es cómo me llevo tan bien con mis hijos, y para eso tienen la obra Entiéndeme tú a mí, y la otra es cómo tengo tiempo para todo, y pensé en escribirlo. El libro es justo lo contrario, porque lo que digo en la introducción es que para tener tiempo para todo tenemos que revisar nuestro todo. Todo lo que normalmente queremos meter en un día no suele caber. Si una persona tiene la sensación de ir corriendo, con prisa, y eso lo ha normalizado, si lo que piensa es que la vida se le hace bola y que no da para más es porque, para mí, ya ha tocado fondo. Cuando metes tantas cosas en el día como para estar desilusionado, con ganas de llorar, con problemas de sueño, con agotamiento físico y mental, con problemas de concentración es que el todo no te cabe.

"Para tener tiempo para todo tenemos que revisar nuestro todo. Todo lo que normalmente queremos meter en un día no suele caber"

¿Se ha romantizado esta idea de 'no me da la vida'?

Sí, lo hemos normalizado y, no solamente eso, lo asociamos a una vida exitosa y productiva. Yo odio la palabra productividad, pero lo tenemos asociado a eso, a tengo que ser una persona que haga muchísimas cosas, que vaya todo el día corriendo, que se ocupe de su trabajo, de sus hijos, de sus amigas, de su autocuidado, de su deporte, de su todo, y que cuando me pregunten '¿estás estresada?' decir '¡uf, no me llega la vida para nada!', como si eso fuese sinónimo de 'qué vida más interesante tengo'. Y no nos damos cuenta de que esa vida nos está enfermando. En el momento en el que normalizas las cosas, ya no inviertes tiempo en querer cambiarlas y empiezas a cambiarlas cuando a veces es tarde, porque tu sistema inmune ha fallado, porque te ha generado un problema en el aparato digestivo, tienes problemas de piel, dolores de cabeza... lo has somatizado. Hemos normalizado la prisa, correr, el ya, el para mañana. A mí me llama mucho la atención, pero cada vez que recibo una llamada lo primero que te dicen es 'te robo muy pocos minutos, que estarás liadísima'. Y yo pienso 'no, no estoy liadísima, si no no te hubiera cogido el teléfono'. Ya de entrada asociamos que el que nos va a atender tiene una vida estresada, y a mí eso me da mucha pena.

Y una frase que igual llama también la atención o descoloca es la que dices en el libro de "no hay que llegar a todo, hay que llegar a menos".

Hay que llegar a menos, porque si para llegar a todo tú vas corriendo y te pasa una factura física y mental, es que ese todo no es abarcable, a pesar de que tú quieras. De verdad que no es necesario estar en tantas actividades a la vez y hacer tantas cosas. No dice nada de ti, pero sí que hemos aprendido a obtener validación, a que nos validen como personas, por estar tan ocupados. Tu madre te dice 'uy mi hija, no sabes lo trabajadora que es, es que es como superwoman: los niños, la casa, el marido... lo lleva todo palante', como si eso fuera una máxima en la vida. Tú aprendes que tu vida tiene valor por todo lo que haces hacia afuera y que en el momento en el que dices 'no, ahora me voy a dedicar un poco de tiempo, voy a descansar un rato en el sillón, no voy a hacer nada', el cerebro enseguida te boicotea con 'eres una vaga, estás perdiendo el tiempo, qué haces aquí tirada', como si no pudieras tener derecho al descanso. Y cuando buscamos descanso, nos justificamos: 'Me voy al gimnasio porque con lo estresada que estoy es que como no haga algo de deporte voy a reventar', 'como no descanse un poco el fin de semana es que voy a enfermar'. Tenemos que gritarle al mundo que nos vamos a tomar tiempo de descanso como premio a esta vida que tenemos, cuando realmente el descanso es un derecho y no tendríamos que estar justificando nada a nadie. Ojo porque para llevar adelante todo lo que queremos, estamos pagándolo con nuestra salud mental.

"Hemos aprendido a obtener validación, a que nos validen como personas, por estar tan ocupados"

En el libro das muchas claves, ¿podrías mencionar alguna para poder detectar dónde se nos está yendo el tiempo?

Hay un capítulo sobre los ladrones del tiempo, que es algo muy personal, porque lo que para mí es un ladrón de tiempo, para ti igual no. Puede ser cualquier distractor que tengas en tu mesa... por supuesto, el teléfono. Hay una investigación que dice que aunque tengas el teléfono silenciado y no puedas ver las notificaciones, va a bajar un 30% tu eficacia en el trabajo en comparación con otras personas a las que se les ha quitado el móvil. Otro ladrón del tiempo es ese 'me voy a echar un café', el que te aburra una tarea y te levantes. Puede ser la propia nostalgia, que un recuerdo te lleve a no sé dónde, te pierdas en tu cabeza y no tengas la capacidad para volver a atender lo que estabas haciendo, o que la tarea que tengas sea muy difícil y la postergues o la dejes de lado...¿Qué hay que hacer? Saber identificar cuáles son los tuyos y elaborar un plan de acción para quitártelos del medio cuando tienes que estar concentrado en una tarea. Trabajar la concentración es importante porque la tenemos muy 'estropeada' por culpa de un mal uso de la tecnología: el estar continuamente mirando noticias, haciendo el scroll, mirando solamente el titular, no profundizando, no entrenando tareas que requieran atención, como dibujar o leer en profundidad, ver una serie sin estar consultando el móvil...

Llamas a revisar los valores para lograr tener más tiempo, pero ¿también vamos a vivir más en paz si somos coherentes con ellos?

Sí. Todos mis libros hacen una revisión de valores porque creo que son la base de cualquier situación de la vida. Si tú quieres plantearte tener más tiempo para ti, más descanso, no vivir con este agobio, lo primero es ver en qué estamos malgastándolo. Hay personas que dicen 'yo lo tengo clarísimo, lo más importante de mi vida es la familia' o 'cuidarme', y cuando le pides que te haga una lista de cuánto tiempo dedica a ello, resulta que no lo hay. Es importante que hagamos una lista para ver en qué estamos gastando o invirtiendo el tiempo y si eso a lo que le dedicamos tanto coincide o no con aquello a lo que se lo queremos dedicar. Cuando hay una disonancia entre dónde gasto el tiempo y lo que quiero para mi vida tenemos que hacer algún reajuste.

"Hay personas que dicen 'lo tengo clarísimo, lo más importante de mi vida es la familia' o 'cuidarme', y cuando le pides que te haga una lista de cuánto tiempo dedica a ello, resulta que no lo hay"

¿Cuál es tu postura sobre la ayuda doméstica y por qué, sobre todo a muchas mujeres, les cuesta dar el paso de decir 'la necesito'?

Soy una defensora de la ayuda doméstica siempre y cuando la persona se lo pueda permitir. Cuando tenemos una relación de pareja donde las dos personas trabajan fuera de casa, a mí lo que me parece inhumano es que además de trabajar ocho, nueve o diez horas fuera, encargarte si tienes hijos de actividades extraescolares, hacer la compra, todas las tareas invisibles que hay, que encima llegue el fin de semana y en lugar de dedicarlo a descansar te pongas a hacer esa limpieza general y a pegarte toda una tarde con la plancha. Es normal que entonces estés irascible, porque si no se tiene tiempo para descansar, perdemos nuestra capacidad de autocontrol. Deleguemos. 

Más mujeres que hombres, cuando les dices de buscar esa ayuda doméstica dice 'no, yo puedo con todo, entre los dos nos quitamos todo'. Entre los dos, a base de un montón de discusiones familiares y a base de tu descanso. Es importante ese cambio de valores y de creencias: no puedes con todo, ya siento decírtelo. Y poder con todo es pagando una factura altísima con tu salud mental y física. Tienes derecho al descanso, no como un premio, sino como un derecho en la vida. Yo no te digo que metas a alguien ocho horas al día, porque muy poca gente se puede permitir esto, pero una vez a la semana que te hagan una limpieza general, la plancha o que te ayuden con lo que tú necesites creo que es fundamental para que tú ese tiempo lo dediques para ti. A las mujeres les cuesta mucho gastar dinero en autocuidado y tener a alguien en casa que te ayude con algo es autocuidado.

"No puedes con todo, ya siento decírtelo. Y poder con todo es pagando una factura altísima con tu salud mental y física"

También hablas en el libro sobre la puntualidad. Sobre esas personas tardonas que dicen 'yo es que soy así', ¿esto es algo que se puede entrenar?

'Yo soy así' es la frase mítica para todas esas personas que, a pesar de reconocer que hay algo que en su vida no funciona bien, no tienen ganas de invertir tiempo, esfuerzo o disciplina en cambiar. El problema es que con el 'yo soy así' perjudicas a muchas otras personas, porque cuando una persona es impuntual no lo es solamente con ella misma. Cuando tú te comportas de manera impuntual, dice muy poco de ti. Yo tengo asociada la puntualidad a profesionalidad, orden, a generosidad, incluso a amor y a respeto hacia el tiempo de otras personas y hacia el de uno mismo. Cuando, de manera reiterada, eres una persona impuntual, algo estás haciendo mal en tu vida. Los motivos son muchos, hay gente que lo es porque ajusta mucho la agenda o porque infravalora el tiempo que necesita para hacer algo, que cree que todo son cinco minutillos. Hay una revisión en el libro de todos los motivos por los que somos impuntuales, cada uno tiene que mirar dónde falla, y si quiere contribuir a respetar el tiempo de otras personas tendrá que hacer cambios.

¿Llevar una agenda es algo para todo el mundo o no?

Desde mi posición, creo que sí, que la agenda nos ordena. Tener todo en la cabeza es abusar de nuestra memoria; nuestro cerebro está en muchísimas cosas y si llevamos una agenda liberamos un montón de espacio para que la cabeza no tenga que estar recordando cuál es la siguiente reunión, qué tengo que comprar o cuál es la fecha de cumpleaños de mi suegra. Tener tanto en la cabeza hace que nos olvidemos, y cuando te olvidas, retrasas y pierdes tiempo. Para mí una agenda es introducir tus rutinas, las cosas que están fijas, anotarlo todo: tu vida personal y la profesional, poner cosas como tu horario de trabajo o de entrenamiento, anotar los cumpleaños si para ti son importantes, anotar en post-its que puedas pegar y despegar cosas que puedes ir cambiando de un día a otro... pero que esté todo recogido. Hay que delegar en algún lugar todo aquello de lo que no tienes que ocuparte en tu cabeza para poder prestar atención y estar enfocado en el aquí y el ahora. 

"Si tú no haces hueco en tu agenda para el autocuidado, nunca tendrás tiempo para él"

¿En esa agenda hay que meter el autocuidado?

Por supuesto. Si tú no haces hueco en tu agenda para el autocuidado, nunca tendrás tiempo para él, porque nos hemos educado en que lo más importante que tenemos en la vida es el trabajo. Entonces, siempre vas a ocupar tu vida con trabajo salvo que abras la agenda y veas que de tal hora a tal hora te has puesto ir a yoga, o a hacer manualidades, a canto, a esgrima o lo que tú quieras, y tienes que respetar tu tiempo para estar contigo. Si tú lo ves ahí puesto, intentarás organizar cualquier cosa que llegue y jugarás al tetris con la agenda para no estropearte tu momento. Si no lo pones, es como que no existe. Hasta que no decides que ese espacio para ti es importante y que lo vas a respetar no le harás hueco.

Dices "me gustaría que cogieras el hábito de agendar tus después", ¿qué quieres decir con ello?

Muchas veces decimos 'esto ya después lo haré', pero si no lo pones, nunca llega. Tenemos como una fe ciega en el yo del futuro y pensamos que después vamos a ser capaces de todo, pero realmente hoy somos el yo futuro de hace tres meses, y en estos tres meses no hemos hecho todo aquello que dijimos 'después lo haré'. Todo eso también lo tenemos que anotar, y con día y con horario, para que se cumpla.

Das algunas claves para ganar tiempo, que incluso aplicas en tu vida, como dejar la ropa preparada la noche anterior, o todo lo que se necesita para un deporte en el mismo rincón...

En el último capítulo doy 50 claves para facilitarnos la vida, desde cosas como tener todas las cosas juntas para saber dónde están. Si eres una persona que te cuesta elegir la ropa por la mañana, déjatelo preparado ya por la noche y lo agilizas; lleva cuando puedas el depósito del coche lleno, porque siempre te hace falta gasolina en el momento en el que no tienes tiempo o ten en casa repuesto de todo —de pilas, de bombillas, papel de regalo, un detergente...—.

También hablas de la belleza. ¿Ponértelo bonito ayuda?

Claro, sobre todo con tareas que sueles postergar. No es lo mismo un informe que tienes que hacer que dices 'qué pereza' si te pones una música de fondo que no te distraiga pero que se haga la situación más amena, que tengas una mesa despejada, que te pongas una vela con un olor que sea atractivo, que te quites los distractores... que ese momento lo recrees para disfrutarlo. No podemos disfrutar solamente cuando se sale al cine el fin de semana o cuando se queda con los amigos. Si llenáramos nuestra vida de un poco más de belleza, seguramente haríamos cosas de una manera más ágil, divertida o apasionada. 

"No podemos disfrutar solamente cuando se sale al cine el fin de semana o cuando se queda con los amigos. Si llenáramos nuestra vida de un poco más de belleza, seguramente haríamos cosas de una manera más ágil, divertida o apasionada"

Cuando vienen invitados a tu casa, sueles poner la mesa mucho más bonita porque quieres tratar a esa persona de una manera especial y que el momento lo sea y que le deje huella. Si nosotros hiciésemos eso de forma cotidiana, permitirnos tener un entorno en el que estemos a gusto para comer, para descansar, para trabajar, y que nos focalizáramos y estuviéramos presentes en la tarea, además de agilizar todo y tener más tiempo, porque tendríamos menos distractores, la vida nos va a dejar un momento emocional que lo vamos a recordar. Tratémonos a nosotros como a los invitados: no vas a gastar mucho más tiempo en generar ese entorno para ti. Si un invitado lo merece, tú también.

¿Alguna clave extra para los procrastinadores?

Primero, analizar por qué procrastrinan, porque hay muchos motivos. A veces la tarea es difícil, otras es aburrida, o que te has acostumbrado a realizar tareas que ya no te tocan... Hace 20 años, cuando no tenía tanto trabajo como ahora, yo hacía mis facturas. Eso era un rollo para mí y llegó un momento en el que me daba mucho trabajo hacerlas, hasta que pensé que había llegado el momento de delegar eso en otra persona. Hay veces que procrastinamos porque nuestro trabajo no todo es maravilloso, pero tenemos que hacerlo. Lo que tenemos que hacer es crearnos ese entorno bonito, ponernos un tiempo limitado para esa tarea y entender que no hay plan B, porque cada vez que lo hay, la atención se te va a otro lado. Hay veces que procrastinamos porque tenemos dudas de una decisión que tenemos que tomar: ¿voy a este viaje con amigas o no? La intuición me dice que no... y la intuición te dice 'oye, es un mes de mucho trabajo, no te vayas ahora porque vas a tener tres conferencias' o 'no te metas en un negocio con esta persona porque tiene mucho riesgo económico'. A veces procrastinas la toma de decisiones porque tu cerebro te está diciendo 'no lo veo claro'.

Hay un deseo que incluyes al final del libro: "Te deseo que tengas tiempo para perder".

Sí, me parece que es el colmo de la libertad. A mí me encanta tener tiempo para perder. Hay gente que dice que le molesta mucho la impuntualidad, tanto el llegar tarde como que le hagan esperar, a mí no. A mí me molesta llegar tarde, pero no me molesta nada que me hagan esperar, porque ese tiempo para mí es tiempo que perder: siempre llevo un libro encima y digo 'mira, diez minutos'. Si yo tengo una reunión de cinco a seis, yo a las seis he terminado, llegue la persona a las cinco o las cinco y media, lo siento. Si llegas tarde, acabo de ganarle media hora al tiempo para perder, para perder en lo que yo quiero. Me parece que es un tiempo de libertad, no de 'tengo una actividad obligada', sino que decido qué hacer con él.

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