La nueva temporada de fresas llega con alerta: cómo lavarlas para evitar virus, bacterias y pesticidas
Tras la alerta de la Unión Europea, muchos son los que se preguntan cómo evitar este tipo de enfermedades. Aquí les dejamos algunos consejos.
La noticia saltó el pasado 4 de marzo, cuando la Unión Europea elevó una alerta por la presencia de hepatitis A en fresas procedentes de Marruecos que se habían introducido en España y que, gracias a los controles sanitarios realizados, se pudieron notificar a las autoridades competentes.
Pero este no ha sido el único aviso durante las últimas semanas, ya que también se detectó otro brote de la misma enfermedad en bayas procedentes de Polonia, algo que pone de manifiesto un problema que desde numerosas organizaciones agrícolas ya han advertido a las administraciones competentes: la llegada de productos desde terceros países que no se someten a los mismos controles fitosanitarios que los comunitarios.
Esto se ve agravado debido al uso de pesticidas -también usados en España-, por lo que es extremadamente importante darle un buen lavado a las frutas y minimizar los riesgos a los que nos exponemos al consumir determinados productos.
Pero, ¿cuáles son los pasos a seguir a la hora de lavar las frutas y consumirlas?
- En primer lugar, es recomendable no quitarles las hojas ni lavarlas bajo el grifo, ya que aunque es una práctica muy común por todos, no es la mejor de las opciones y más aún si nos referimos a las fresas, ya que están son especialmente delicadas y someterlas a una gran presión como del chorro que sale del grifo puede deteriorarla hasta el punto de reducir seriamente su sabor.
- La opción más correcta sería llenar un recipiente con agua tibia -es importante que sea así- para que puedan aumentar su capacidad de limpiar el polvo, los pesticidas usados u otras sustancias que hayan acabado por cualquier motivo en las fresas.
A continuación se tendrán que pasar los dedos de forma suave sobre las fresas, teniendo que estar pendiente de no dejarlas demasiado rato en el bol, ya que podrían absorber demasiada agua y con ello perder el sabor. Lo siguiente que habrá que hacer es sacarlas del recipiente y secarlas con un papel absorbente o un paño limpio y, aunque para este momento no se habrán eliminado todos los pesticidas -ya que es imposible-, sí lo habrá hecho con gran parte de ellos.
- No poner las fresas lavadas en el frigorífico: Una de las costumbres más comunes en el mundo es la de meter en el frigorífico los alimentos que no se van a ingerir inmediatamente tampoco sirve con las fresas, siendo lo más recomendable comprar la dosis justa que se vaya a consumir, ya que si pasa un determinado período de tiempo habrán podido deteriorarse.
Segunda forma de lavar las fresas
Otro método aconsejable es el de ponerlas al baño de agua y vinagre, aunque previamente habrá que seleccionar las fresas que se encuentran en mejor estado y lavarlas de forma cuidadosa y como ya dijimos antes, sin quitar las hojas verdes que la rodean.
A continuación se pondrán en un bol en el que tendrá que haber espacio suficiente y se procederá a llenar un tercio del mismo con vinagre de manzana y el resto con agua fría, hasta que todas queden totalmente cubiertas. A continuación se deberán dejar reposar durante dos minutos y posteriormente enjuagarlas de nuevo con agua.
Al igual que en el otro proceso, se tendrán que secar con un trozo de papel de cocina limpio para volver a dejarlas reposar hasta que queden secas por completo. Por último habrá que conservarlas dentro del envase sin tapadera y podrán aguantar hasta 10 días más.
¿Se pueden lavar con agua y lejía?
Desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan) se apunta que la lejía puede ser un gran aliado a la hora de lavar las fresas en caso de que se vayan a ingerir con la piel.
Evidentemente las proporciones (4,5 ml de lejía por cada tres litros de agua) y el tiempo (no más de cinco minutos) en el que permanezcan bañadas por esta mezcla tienen que ser las adecuadas para no correr peligro al ser un tóxico tan potente. Además no se trata de una lejía al uso, sino una especial para la desinfección de agua de bebida.