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'No eres tú, es el cielo': así condicionan la lluvia y la ausencia de sol a nuestra mente y cuerpo

'No eres tú, es el cielo': así condicionan la lluvia y la ausencia de sol a nuestra mente y cuerpo

La carencia de luz solar y la presencia de lluvias durante un tiempo prolongado cambian nuestro estado de ánimo, alteran nuestro equilibrio hormonal y, en caso extremo, puede llegar a producir cuadros de tristeza o depresión conocido como Trastorno Afectivo Estacional. Varias psicólogas explican a 'El HuffPost' cómo todos estos factores influyen a todos los niveles en el día a día.

Silueta de una persona con un nubarrón sobre él.Getty Images

"¿Otra vez?", "¿hasta cuándo...?", "no puedo más...". Seguramente, en las últimas semanas estas hayan sido las expresiones más repetidas por parte de la gran mayoría de los españoles. Y sí, para encontrar al responsable de esto, solo hace falta mirar hacia arriba. Nubes, nubes y más nubes. Cada cual más negra y cada vez descargando agua con más violencia.

Bautizadas como Jana, Laurence, o Martinho, estas borrascas son las causantes de que buena parte del mundo esté experimentado síntomas como apatía, desgana, falta de energía y de interés en hacer una u otra cosa o simplemente desánimo a la hora de encarar según qué labores. Estos son solo algunos de los muchos síntomas que se pueden sufrir en un momento como el que estamos viviendo, durante este mes de marzo.

Además, hay que destacar que esta situación de lluvia casi perpetua durante todo el mes de marzo es particularmente atípica en nuestro país, donde el clima y la vida mediterránea juegan un papel clave. Y en este contexto geográfico, el sol también tiene un papel fundamental. De hecho, España es uno de los países más soleados del hemisferio norte, un aspecto vital para que nuestro país se haya convertido en uno de los más visitados del mundo.

Sin embargo, durante las últimas semanas, esa situación ha dado un giro de 180 grados, y el panorama se encamina hacia el marzo más lluvioso de las últimas décadas. De hecho, la primera quincena de este mes ha sido la segunda más lluviosa de cualquier marzo en España desde que hay registros. Con una acumulación media de 97 litros por metro cuadrado, esta cifra solo es superada por los 135 l/m cuadrado que cayeron en el mismo período de marzo de 2018.

Aunque sin récord, los datos no son nada baladíes. Las precipitaciones de este año se sitúan en un 64% por encima de la media, provocado en gran medida por el tren de borrasca que para Francisco Martín León, de Meteored, es el "más largo de los últimos años", iniciado con Jana y continuado con Konrad y Laurence. 

Y evidentemente, una situación tan anormal como la actual tiene sus efectos en todos los órdenes, y de una u otra manera condiciona a todo el mundo: a nivel hormonal, anímico, psicológico, laboral y un largo etcétera.

Las claves, por la psicóloga Estefanía Vieites

Para comprender mejor cómo esta situación meteorológica puede afectarnos de una manera más intensa de la que creemos, El HuffPost ha hablado con Estefanía Vieites, psicóloga y Especialista en terapia Cognitivo Conductual, y miembro de Psicología 3 Pasos, quien confirmó lo que muchos sospechaban: el mal tiempo puede condicionar claramente nuestro estado de ánimo e influirnos de una manera significativa debido a numerosos factores.

Según la especialista, no poder realizar actividades al aire libre, que impliquen una "mayor interacción social con personas con las que hablar, pasar el rato o ir a la plaza es un aspecto muy limitante", que merma nuestra energía y debilita nuestro estado de ánimo. Al mismo tiempo y en clave 'natural', asegura que esta situación impide que "nos sintamos en armonía con la naturaleza".

Además, la experta explica la importancia de tres factores decisivos a nivel hormonal y de nutrientes: la Vitamina D, la melatonina y la serotonina. La ausencia de la primera, provocada por la falta de sol, es clave para que nos percibamos con una menor energía, ya que se trata de un nutriente que el cuerpo necesita para fortalecer los huesos y mantenerlos saludables.

Por otro lado está la melatonina, hormona encargada de regular el sueño. "Es una hormona que produce nuestro cuerpo y que en el momento en que descienden los niveles de luz solar, se activa en gran medida, lo que facilita conciliar el sueño" pero inevitablemente "va acompañado a un cuadro de tristeza o depresivo", afirma Vieites. También apunta que su ausencia provoca que "las personas estén mas cansadas, somnolientas y menos enérgicas. Y por consecuencia, todo esto va en detrimento de la motivación para realizar actividades y principalmente, actividades al aire libre", argumenta.

En último lugar nos encontramos con la serotonina. Se trata de un "neurotransmisor, cuyo funcionamiento más adecuado en nuestro cerebro se produce cuando más luz solar haya". Además, la melatonina y la serotonina mantienen una relación muy particular, ya que cuando una sube, la otra baja, de modo que si ahora nos encontramos con unos altos niveles de la primera, inevitablemente descienden los de la segunda.

"Más que con la lluvia en sí mismo, muchos de estos problemas están más relacionados con el descenso de luz solar"
Estefanía Vieites, psicóloga y Especialista en terapia Cognitivo Conductual 

En este sentido, explica que "un día ventoso y con lluvia, no te facilita el salir a la calle, dedicar tiempo al ocio o al tiempo libre", por lo que la motivación desciende en grandes niveles, sin embargo, y como señala la experta, "evidentemente, si se trata de una cuestión obligada, lo harás".

Por otro lado, destaca que "en muchos estudios se alude a que estos altibajos anímicos, más que con la lluvia en sí misma, están relacionados con el descenso de luz solar, ya que tenemos unas sustancias en el cerebro que en estas situaciones los agudizan mucho más".

Sin embargo, la especialista explica que, aunque está demostrado que los cambios meteorológicos condicionan nuestro comportamiento, nuestras relaciones y nuestras hormonas, generalmente no es el único factor que influye para que nos encontremos deprimidos, pero sí puede suponer un agravante de esta situación.

"Desde el punto de vista de la psicoterapia, tenemos que ser conscientes de que la gente puede venir ya con una determinada sintomatología previa. En muchas ocasiones nos encontramos con casos de personas que de alguna manera ya vienen a terapia porque han desarrollado un trastorno de ansiedad o depresión por infinidad de motivos y a las que enganchar semanas o meses con un mal tiempo les afecta más que a otras personas, sobre todo desde el punto de vista motivacional", puntualiza.

  Hombre desanimado y encerrado en su cuarto debido a la falta de luz solar y lluviaJPP_LTD

¿Afecta a todos por igual? La respuesta es no, aunque Vieites sostiene que no se pueden sacar conclusiones respecto a cómo el clima puede afectar, ya que siempre hay otros temas a tratar que influyen mucho más que el propio clima. Pese a ello, cree que "puede ser que las mujeres puedan percibirlo un poco más".

¿Una persona puede acostumbrarse a vivir sin sol?

Técnicamente, sí que se puede acostumbrar, aunque lógicamente, puede suponer un foco de grandes desequilibrios hormonales o puede potenciar ciertas debilidades que uno pueda tener.

"Al final, cuando naces, te integras y normalizas tu rutina y tu día a día, se pueden percibir ciertas diferencias en el ámbito cultural. Por ejemplo, en Galicia (lugar de residencia de Vieites), la lluvia está muy presente durante muchos meses del año, por lo que no notamos que sea tan limitante y no lo es porque es tu rutina", afirma la psicóloga.

Sin embargo, también considera que "esas condiciones climáticas son mediadores para otro tipo de cuestiones, como por ejemplo; salir a la calle, porque aunque la lluvia no te va a parar, realmente no puedes ir al parque ni a la playa, y eso puede motivar y limitar interacciones sociales y la forma de relacionarte con las personas, algo que tiene gran importancia en nuestro estado de ánimo".

"Hay que ser comprensivo con uno mismo y entender que no tengas las mismas ganas que otras personas que han vivido siempre en ese clima"
Estefanía Vieites, psicóloga y Especialista en terapia Cognitivo Conductual

Por otro lado, también asegura que "cuando no estás habituado a este tipo de clima pero por razones laborales te trasladas de ciudad y tienes que acostumbrarte y adaptarte a un clima más lluvioso, el consejo que daría es hacerlo progresivamente, ser comprensivo con uno mismo y entender que no tengas las mismas ganas que otras personas que han vivido siempre en ese clima. Hay que tener paciencia y ser conscientes de que 'todo pasa'. Yo les digo muchas veces: 'Bueno bueno, que ya estamos a final de marzo, y ya mismo estamos bien'".

Qué es el 'Trastorno Afectivo Estacional'

Y como ocurre con infinidad de trastornos o desequilibrios de cualquier tipo, el clima también cuenta con 'su' enfermedad: el Trastorno Afectivo Estacional. Vieites lo define como "un trastorno que tiene muchas semejanzas con un trastorno depresivo" y sostiene que "se ha validado la presencia de ese trastorno a base de ir comprobando que hay personas que tendían más a desarrollar esa sintomatología depresiva coincidiendo con los períodos del año: aparecía en otoño, se mantenía en invierno y remitía en primavera".

Pero, como antes apuntábamos, "las personas que padecen este trastorno tampoco lo desarrollan de la nada, sino que ya tienen de base una tendencia, vulnerabilidad o trastorno depresivo, que termina haciéndose más crónico".

En definitiva, la psicóloga sostiene que, aunque se trata de un trastorno existente y científicamente demostrado, asegura que "en el grueso de las personas que pueden desarrollar una depresión, la cuestión meteorológica no tiene una gran representación", y estima que en sus 12 años de carrera, apenas ha detectado únicamente con este trastorno a unas siete.