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La fruta repleta de antioxidantes 'hermana' de la naranja que se vuelve dañina al combinarla con fármacos

La fruta repleta de antioxidantes 'hermana' de la naranja que se vuelve dañina al combinarla con fármacos

Un zumo que muchos toman para empezar el día con energía puede provocar que el cuerpo no pueda procesar correctamente los medicamentos.

La combinación de determinadas frutas y ciertos medicamentos tiene efectos secundariosFreepik

El zumo de pomelo, esa bebida refrescante y llena de antioxidantes que muchos toman para empezar el día con energía, esconde un lado oscuro que pocos conocen. Resulta que esta fruta, prima hermana de la naranja, puede interferir con el efecto de numerosos medicamentos, aumentando el riesgo de sobredosis o reduciendo su eficacia. Y no es cosa menor: hablamos de fármacos tan comunes como las estatinas para el colesterol, los antihipertensivos o incluso las benzodiacepinas para la ansiedad.

El problema radica en que el pomelo inhibe una enzima clave del hígado, el CYP3A4, responsable de metabolizar gran parte de los medicamentos que tomamos. Al bloquear esta enzima, el cuerpo no puede procesar correctamente los fármacos, lo que provoca que sus niveles en sangre se disparen. Esto puede derivar en efectos secundarios graves, como rabdomiolisis (una degradación muscular peligrosa) con las estatinas, o arritmias cardíacas con medicamentos como la amiodarona.

Pero ahí no acaba la cosa. El pomelo también bloquea ciertas proteínas transportadoras, como la P-glicoproteína, lo que reduce la absorción de algunos fármacos y disminuye su efectividad. Esto ocurre, por ejemplo, con medicamentos como la fexofenadina (un antihistamínico) o el paclitaxel (usado en quimioterapia). Vamos, que el pomelo puede fastidiar el tratamiento tanto por exceso como por defecto.

La lista de fármacos que interactúan con el pomelo es larga y variada. Entre los más destacados están los inmunosupresores como la ciclosporina, los antihipertensivos como el felodipino, y hasta el sildenafil, el famoso compuesto de la viagra. Y ojo, porque no solo el zumo de pomelo está en el punto de mira: otras frutas como la naranja amarga y la lima también pueden causar problemas similares.

Lo peor es que no hay forma de predecir cómo afectará el pomelo a cada persona. Depende de factores como la genética, la cantidad de zumo que se tome e incluso la marca del medicamento. Por eso, los expertos recomiendan evitar el pomelo por completo si se está bajo tratamiento farmacológico, especialmente con fármacos de margen terapéutico estrecho, donde un pequeño cambio en la dosis puede tener consecuencias graves.

Y para los amantes del sabor amargo del pomelo que no están dispuestos a renunciar al zumo de cada mañana, la solución no es tan sencilla como espaciar la toma del fármaco y la bebida. Los efectos del pomelo pueden durar hasta 72 horas, así que no vale separar las tomas de la dosis que corresponda. La recomendación es clara: si se está tomando algún tipo de medicación, lo mejor es olvidarse del pomelo.