Este es el queso de Mercadona más saludable y no es el que esperabas según una técnico en nutrición
Ana Luzón advierte de que el producto esté rico o sea inocuo no garantiza que sea sano.
Ninguno dudamos a estas alturas del poder del marketing y de la publicidad en nuestras decisiones de consumo. Pero, por lo general, creemos que somos lo bastante listos como para elegir qué producto compramos según nuestro propio criterio personal, de forma objetiva. Pues no necesariamente. Hay diversas razones para que no sea así.
En primer lugar, la búsqueda de alimentos saludables se ve obstaculizada claramente por los mitos, por creencias populares y, como decíamos, por el marketing y la publicidad. “La industria alimentaria quiere hacer productos baratos, que estén ricos y que sean de larga duración”, advierte la técnica en nutrición Ana Luzón.
"Su objetivo, es que sigamos comprando estos productos y no nuestra salud, aunque, evidentemente, la regulación y control alimentario aseguran que se fabriquen alimentos inocuos. No obstante, que un producto sea inocuo no quiere decir que sea saludable", advierte.
Es más, "la industria alimentaria tiende a recurrir de manera abusiva a ingredientes de baja calidad que, en muchos casos, no sólo carecen de valor nutricional, sino que también pueden tener efectos negativos en la salud", añade Luzón.
Además, agrega esta experta que algunos ingredientes de mala calidad “pueden contribuir al aumento de grasa corporal y problemas metabólicos”. Así que ojo con esta primera advertencia: vigilar la calidad de lo que compramos.
De la leche al yogur y el queso
Ya nuestros ancestros sabían los beneficios del yogur y el queso. Antes de que se extendiera la mutación que nos permitía beber leche, los primeros ganaderos descubrieron una forma de digerir este alimento y hacerlo más duradero. "La fermentación reducía en gran medida la lactosa, y por eso comimos queso y yogur antes de empezar a beber leche", recuerda la técnico en nutrición y dietética.
Pero, mientras el yogur es normalmente aceptado como un alimento saludable, muchas dietas recomiendan eliminar el queso, por miedo a su grasa y a las calorías. Sin embargo, "todo depende del queso que escojamos, de la cantidad que tomemos y de la situación particular de cada persona. No podemos reducir todo a calorías y grasa", aclara Luzón.
Pero, ¿cómo vigilamos la calidad de lo que compramos? Solo hay una manera, aunque a veces nos dé pereza. Para reconocer un buen queso, que sea de calidad, debemos leer su lista de ingredientes. Y esto es lo que deberíamos encontrarnos: "Leche cruda o pasteurizada de oveja, vaca, cabra, búfala… o una mezcla de ellas, fermentos lácticos, sal y cuajo animal", aconseja Ana Luzón.
También pueden llevar algunos aditivos, habitualmente el cloruro cálcico, un endurecedor que le da mayor firmeza mecánica a la cuajada, entre otros alimentos. Pero, "es importante evitar los que lleven almidones, mantequilla y aditivos extra como el nitrato potásico", resalta esta técnica en nutrición.
Aunque ella resalta que es muy difícil seleccionar los mejores quesos porque hay muchísimas variedades y el contexto de la persona es determinante, sí da finalmente, las pistas que nos llevan a los mejores: "Por su sabor, aporte de proteínas y grasas, y versatilidad en la cocina considero el queso cottage, el queso fresco batido (ambos se encuentran de Hacendado) y el queso parmesano como las mejores opciones para disfrutar de este rico alimento. Tomemos nota.