La dieta recomendada por un premio Nobel, ¿realmente depura tu organismo?
Los nutricionistas cuestionan que tenga base científica.
Desde hace unos años es habitual escuchar hablar de la dieta alcalina. Defendida, entre otros, por el Nobel de química en 1954 Linus Paulin, se basa en la creencia de que las enfermedades se desarrollan más en un medio ácido, con un pH bajo, y que 'alcalinizarnos' y aumentar ese pH estaríamos más protegidos.
Según esto, los alimentos alcalinos —supuestamente algunos como brócoli, limón, ajo, lechuga, tomate, zanahoria, calabacín, patata, lentejas, almendras... —deberían suponer el 80% de nuestra dieta, los neutros —garbanzo, melón, nueces, plátano...—un 20% y restringir los que llaman acidificantes —carne roja, huevos, pescado, lácteos, café...—.
Esta dieta está muy cuestionada por los nutricionistas. "No tiene ningún sentido ni fisiológico ni científico. No tiene ninguna validez, ni ha demostrado absolutamente nada", defendió Aitor Sánchez en Saber Vivir.
"Seguir una dieta como ésta nos puede alejar de los consejos basados en evidencias científicas que sí son saludables", afirmó Miguel A. Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los alimentos en Hipertexual.
"El pH de nuestro organismo se regula por múltiples mecanismos que controlan lo que llamamos el 'equilibrio ácido-base' de nuestro cuerpo, pero la alimentación no es uno de ellos, recuerdan desde la Asociación para proteger al enfermo de terapias pseudocientíficas.
Como recalca Sánchez, "no podemos cambiar el pH del cuerpo, solo el de algunos fluidos, como por ejemplo el de la orina", y el cuerpo no tiene un pH único, sino que la piel, la orina, el estómago o la orina tienen niveles distintos.
"Básicamente lo que suelen ofrecer es una alimentación basada en muchos productos vegetales. Si una persona adelgaza o se encuentra mejor siguiendo esta dieta, no es porque nos esté alcalinizando, es simplemente que estamos comiendo más sano", subraya en su blog de RTVE.