Cómo ser Vigilante de la vida: "Una persona que se suicida no quiere morir, sólo quiere dejar de sufrir"
Somos Esupendas ofrece una formación gratuita y online para prevenir el suicidio, para que cualquiera pueda detectar sus señales y saber cómo ofrecer ayuda.
Pedir una hamburguesa y que la camarera, tras apuntar el pedido, responda: "Vale, esto lo tendréis el 5 de noviembre de 2025". Sorpresa, incomprensión o extrañeza son las reacciones lógicas y espontáneas de los protagonistas de esta cámara oculta que la plataforma de salud mental y bienestar Somos Estupendas ha lanzado con motivo del Día Mundial para la prevención del suicidio. Ese era el tiempo de espera de una cita real para recibir atención psicológica pública que se hizo viral.
"Que no te den cita con la psiquiatra hasta 481 días después… a veces 15 días es mucho tiempo", lamenta su fundadora, Yaiza Sanz, en la presentación este martes de su iniciativa. Con ella buscan sumar lo que llaman Vigilantes de la vida para poder detectar las señales de riesgo, saber cómo abordarlas y prevenir el suicidio. Lo hacen a través de una formación online gratuita que ofrecen en su página web, de unas dos horas de duración y que se puede completar al ritmo que se quiera. En los dos años que lleva en activo ya la han realizado 21.000 personas y en las últimas 12 horas se han apuntado 722 más.
"Las redes de apoyo son fundamentales", enfatiza Sanz. Como explica, cuando una persona con ideas suicidas acude a la Seguridad Social "es que está ya en crisis". "Es una pandemia. Sentimos que se hacen cosas, pero no tantas. Desde hace cuatro años estamos pidiendo en un change.org una salud mental pública y de calidad y pidiendo un Plan Nacional del Suicidio que sigue sin existir", remarca. Aunque funcionan recursos como el teléfono de ayuda 024, opina se puede hacer más en la prevención de este problema que "es estructural, no individual". Como compara, "hay un protocolo si a una persona le da un ictus, pero nadie sabe lo que tiene que hacer cuando hay un caso de suicidio".
"La sociedad mira hacia otro lado porque la incomodidad incomoda y no nos enseñan a sostenerlo. Faltan herramientas para acompañar esas situaciones", subraya June Borrajo, psicóloga de Somos Estupendas. A la soledad que puede sentir la persona, la vergüenza de pedir ayuda o el estigma de "esto que me pasa está catalogado como estar loco", se añade la incomodidad de esa posible persona de apoyo que quizá no sepa reaccionar adecuadamente.
"Es una llamada de emergencia mundial a la sociedad. Tenemos que seguir haciendo un trabajo de prevención", exhorta la especialista, que recalca que la bajada del 6,5% de los suicidios en España en 2023 –con 3.952 personas que se quitaron la vida- respecto al año anterior demuestra que se puede. "Lo podemos reducir a cero", afirma.
Yaiza Sanz también llama la atención acerca de la necesidad de atender a los que cuidan, a los supervivientes: "Alrededor de la muerte de un suicidio hay muchas muertes. No es sólo el dolor de la persona que consuma el suicidio, es el dolor de todas las personas que se quedan y esos dedos juiciosos de lo que te dices a ti mismo: si hubiera hecho otra cosa, por qué no me enteré…”.
Qué decir o cómo reaccionar
"Una persona que se suicida no quiere morir, sólo quiere dejar de sufrir. Es la desesperanza humana. Imagínate cuántas cosas ha intentado para salir de ahí para que la única solución que encuentre sea morir", expone Sanz.
"Biológicamente el cerebro tiende a la supervivencia. ¿Qué tiene que haber pasado para que el cerebro diga no me queda otra?", recalca Borrajo. La psicóloga apostilla que aún hay muchas ideas erróneas sobre el suicidio, como que la persona trata de llamar la atención, el "ha sido muy valiente, o muy cobarde o muy egoísta". "No nos paramos a escuchar, que es una de las claves que damos en la formación", agrega. Las claves, entonces, son "escuchar, acompañar, mirar, estar ahí, ofrecer ayuda y tender la mano. Una sencilla pregunta de '¿qué puedo hacer por ti?".
"No pretendemos que le des una solución mágica que le quite el malestar en un minuto, necesitamos que la persona no esté sola en esa incomodidad. Si no sabes, pregunta. La otra persona quizá te va a decir: ‘¿Me puedes dar un abrazo?’ Y ahí ya estamos acompañando", agrega.
Las señales de alerta
Sobre las señales de alerta, Borrajo indica que "una de las notorias son las frases que va utilizando la persona, como 'ya no puedo más', 'ojalá dormir eternamente'... mensajes en torno a ideas pasivas de muerte". También, ciertas despedidas, como que la persona diga "lo bien que le he hecho, lo fantástica que he sido para ella", o que empiece a regalar pertenencias.
Algo que se suele pasar por alto, como advierte, es que tras un periodo de mucho malestar, de repente tenga uno de mucho bienestar: "La gente se suele alegrar, a mí me preocupa. Eso es que encuentra alivio en su plan, ha tomado la decisión".
También puede haber señales de descuido, de aislamiento, "mucha apatía, desilusión o desgana" perpetuadas en el tiempo o que la persona no hable de grandes ilusiones, motivaciones ni planes de futuro. Ante esto, recalca la importancia de un "te veo" y hacer esa escucha y acompañamiento, haciéndole saber a la persona que no está sola. Y si el riesgo es inminente, "llamar a urgencias" —se puede recurrir al 112, al 024 o al Teléfono de la Esperanza, entre otros—.
Si quieres ser un Vigilante de la vida, puedes hacer la formación aquí.