Bebe 2,5 litros de agua al día y relata todo lo que le pasó a su cuerpo
Todo cambia a partir del tercer día.
La cantidad recomendada de agua al día, según la OMS, varía mucho en función del peso, la actividad, el estilo de vida y la dieta e incluso de dónde se viva. Una recomendación general es tomar en torno a 35ml de agua por cada kg de peso, lo que supondría por regla general entre 2 y 3 litros de agua al día.
La cantidad de agua no solo se ingiere por medio del agua tal y como pensamos, también a través de los alimentos, especialmente las frutas y verduras. Según el documento Cantidad de agua doméstica, nivel de servicio y salud publicado por la OMS en 2020, un buen consumo de agua ayuda a la digestión de alimentos, absorción de nutrientes y eliminación de toxinas y desechos del cuerpo.
Por el contrario, no beber la suficiente agua puede llevar consigo desde problemas de piel o dolores de cabeza a, si esta deshidratación es más grave o crónica, a infecciones de orina, problemas renales e incluso diabetes.
Una de las recomendaciones más extendidas es el consumo de 2,5 litros de agua como pauta general. Para comprobarlo la periodista de la edición británica de Vogue, Daisy Jones, estuvo una semana tomando 2,5 litros de agua al día y escribió un post al respecto.
Durante los tres primeros días, Jones asegura que se sentía “llena de agua” e incluso bromea con que cada vez que se movía su cuerpo sonaba como "una bolsa de agua caliente que se agita vigorosamente". Además, asegura que no tiene apetito y que, evidentemente, tenía que ir más al baño: "Me levanto de mi escritorio para ir al baño cada 20 o 30 minutos".
Sin embargo, a partir del tercer día la situación cambia. La periodista asegura estar mucho más activa y también necesitar más agua ya que realiza más ejercicio físico, por lo que no le cuesta tomar la cantidad estipulada. Concretamente, explica que el bajón de energía que solía notar a mediodía ya no lo tiene y está más concentrada.
"Pensaba que esto tenía algo que ver con los ritmos circadianos o simplemente con mi constitución, pero durante este experimento, noté que mi caída habitual del mediodía no llegaba. De hecho, estaba mucho más despierta y concentrada durante todo el día”, explica. “Es más como si mis pensamientos pudieran organizarse perfectamente sin cansarme. Soy más productiva y definitivamente estoy menos perezosa”, añade.
A partir del quinto día y hasta el séptimo, la periodista asegura haber notado cambios físicos especialmente en su piel. Asegura que la nota más “hidratada y brillante”, como “un día de buena cara”, además de mantener la “claridad mental” que notó a partir del tercer día.
Finalmente, Jones asegura que “los beneficios son positivos y lo suficientemente notables” como para continuar bebiendo esta cantidad de agua tras la prueba. "El hecho de tener que levantarme constantemente para ir al baño es un poco molesto, pero es un pequeño precio a pagar por sentirme como una máquina bien engrasada con forma humana”, concluye.