Así impactan las sillas de oficina en nuestra salud y en la productividad laboral
Las que presumen de una buena ergonomía son aquellas que cuentan con elementos como los reposacabezas y los cojines lumbares.
Aunque todo parece indicar que en un futuro acabará reduciéndose la jornada laboral, estar más de siete horas sentado en una silla puede ser perjudicial no solo para la salud, sino también para la productividad en el trabajo de oficina, especialmente en caso de que las sillas utilizadas dejen que desear. Y es que dichos elementos impactan mucho en ambos sentidos.
Pero, ¿qué pasa si son de buena calidad y ofrecen un alto nivel de comodidad? Tal como demuestran las sillas de escritorio de sillaoficina365, afectan positivamente a los empleados que se pasan numerosas horas sentados. ¿De qué manera? Vamos a verlo a continuación.
Dolores y enfermedades: la influencia de las sillas de oficina
Cuando una silla de oficina no es ergonómica, inconscientemente el trabajador pasa a adoptar una mala postura, con todo lo negativo que ello acarrea. Tarde o temprano los dolores acaban apoderándose de ciertas zonas del cuerpo que adquieren una gran relevancia no solo para trabajar, sino también a la hora de realizar muchas otras tareas, incluso las del día a día como coger peso.
Una de las que más sufre es sin ninguna duda la espalda, seguida muy de cerca por el cuello. No hay nada peor para un trabajador de oficina que tener estas dos partes tantas horas en una postura inadecuada.
Las sillas que presumen de una buena ergonomía son aquellas que cuentan con elementos como los reposacabezas y los cojines lumbares, como por ejemplo los modelos que puedes ver en sillaoficina365.
Gracias a este tipo de elementos, tanto el cuello como la espalda tienen una postura correcta en todo momento, por lo que los dolores no llegan a producirse en ningún momento, incluso después de ocho agotadoras horas de trabajo .
Ni siquiera los trabajadores que llevan a cabo una jornada completa como la que acabamos de mencionar sufren las consecuencias. Esto es debido a que su columna vertebral no se desalinea lo más mínimo.
Por otra parte, las sillas de oficina que presumen de una buena ergonomía implementan uno o varios sistemas de ajuste. El objetivo es claro y consiste en ofrecer a cada empleado un resultado único y personalizado, logrando así satisfacer sus necesidades adaptándose al tipo de cuerpo que tiene: altura, peso, etcétera.
Aunque hasta ahora solo hemos hablado de dolores, hay que decir que las sillas de oficina también impactan en la salud de otra manera: pudiendo evitar enfermedades que, con productos que distan de ser cómodos, habría un gran riesgo de acabar sufriendo. Por el contrario, con las que sí tienen la calidad oportuna, las probabilidades de terminar sufriéndolas se reducen de manera considerable.
Algunas de las más graves son aquellas que guardan relación con la salud cardiovascular. ¿Recuerdas que antes hemos sacado a colación la mala posición de la espalda y el cuello? No son las únicas partes del cuerpo que sufren al estar sentado en una silla de oficina de dudosa calidad, ya que a la lista se suma el tronco inferior.
El hecho de que los pies y las piernas no estén a gusto, por ejemplo al soportar una excesiva presión en el trasero que impide que se produzca un óptimo retorno venoso, lleva a ambas partes a permanecer en una postura inadecuada -siendo una de las peores la de cruzar las piernas, puesto que la circulación de la sangre es todavía más difícil para el organismo-.
Si esta postura no se cambia al cabo de un rato, el retorno sanguíneo es deficiente, por lo que hay probabilidades de acabar sufriendo un episodio cardiovascular. Unos de los más frecuentes son los coágulos que, por desgracia, afectan a bastantes oficinistas y taxistas. En caso de no ser tratados a tiempo, pueden derivar en una embolia pulmonar e incluso un fallecimiento.
Así pues, como acabamos de ver las sillas de oficina influyen mucho en nuestra salud, independientemente de si somos redactores, administrativos o realizamos otros tipos de tareas en una oficina. Eso sí, no es lo único en lo que impacta, puesto que también lo hace en la productividad laboral.
Mayor bienestar y menor estrés: las claves del aumento de la productividad laboral
Permanecer cómodo en el entorno de trabajo y sin dolores de ningún tipo son tan solo unos de los resultados positivos que proporcionan las buenas sillas de oficina. Al listado hay que añadir la reducción del estrés, lo cual es fruto en gran medida de poder conciliar el sueño por la noche. Dormir ocho horas es imposible con las molestias ocasionadas por una mala silla y/o la intranquilidad que provoca el hecho de saber que, al día siguiente, te esperan otras ocho horas sentado en esas condiciones.
En definitiva, todo ello deriva en que los empleados puedan estar cien por cien concentrados en las tareas que llevan a cabo, por lo que se completan en menos tiempo del esperado. Además, al no sufrir adversidades a nivel de salud como las descritas en anteriores líneas —amén de otras como la lumbalgia—, el ausentismo en el trabajo se ve reducido.