La curiosa tradición madrileña de Nochevieja que hoy en día sería polémica: servía para ridiculizar a los forasteros
Por eso ahora se celebran en la Puerta del Sol.
Este domingo es el último día del año. 2023 llega esta jornada a su fin y da pie a su sucesor. La velada de este día en cada casa se vive de manera diferente. Hay quien sigue la tradición a rajatabla año a año, aunque siempre hay sitio para un cambio de plan de última hora.
En cualquier caso, lo que es costumbre en casi todos los hogares es el tomar las uvas para recibir el nuevo año. Y, aunque es una tradición que está muy arraigada a nuestra cultura, tiene su origen en el final del siglo XIX. Y se comenzó a hacer con intención de dejar en mal lugar a los que venían de fuera.
El germen se encuentra en que a finales del siglo XIX se intentaba ridiculizar a la gente de fuera Madrid diciéndole que si querían salir durante la madrugada del 5 de enero a recibir a los Reyes Magos, debían pagar una cuota de un duro —es decir, cinco pesetas—.
Durante esa jornada, además, se aprovechaba para salir y beber, con independencia de lo escandaloso que se fuera. Una costumbre que, finalmente, el entonces alcalde de la capital terminó por prohibir.
Sin embargo, esta tradición, sumada a la de las familias de las altas esferas de la sociedad se comían las uvas para recibir a un nuevo año, hizo que un grupo de madrileños decidieran ironizar con este acto y acudieran a la plaza de la Puerta del Sol a despedirse del año que cerraba a tomarse el fruto de la vid al son de las últimas campanadas del mítico reloj.
Y, desde entonces, es ya una costumbre propia de toda la sociedad española. Cada familia, tras disfrutar de una contundente cena, se reúne frente al televisor poco antes de que den las doce para recibir, así, el próximo año. En esta ocasión, al 2024.