Ni tus padres ni tus abuelos: 10 preguntas para detectar si eres la persona tóxica en la familia

Ni tus padres ni tus abuelos: 10 preguntas para detectar si eres la persona tóxica en la familia

Si tienes alguno de estos comportamientos de forma sistemática con tu entorno acude a un experto a que te ayude a buscar la raíz del problema.

Un grupo de amigos brindandoGetty Images/iStockphoto

Se habla a menudo de que alguien de un grupo es tóxico o de lo difícil que es que deje hablar a los demás o incluso de que lo negativa que es siempre una persona de nuestro entorno en la visión de las cosas. Pero, ¿y si eres tú la persona tóxica de tu entorno? ¿Te lo has planteado alguna vez? Porque algunos comportamientos, como el aconsejar a otros lo que deben hacer, pueden tenerse con la mejor voluntad del mundo, pero sin caer en la cuenta de que son recurrentes en nosotros y nocivos para nuestras relaciones.

Lo que ocurre, según señalan los expertos en comportamiento, es que muchas formas negativas de actuar pueden remontarse a traumas o heridas del pasado relacionadas con el apego. Por ejemplo, han gente que tiende a volverse dominante y tóxica porque una vez fueron dominados y maltratados. Obviamente, estas causas no excusan el comportamiento, por eso lo crucial es encontrar la raíz del problema para proceder a un cambio, a la curación.

Pero el primer paso para tener unas relaciones sanas es ser consciente de los aspectos en los que puedes mejorar, éste es el punto de partida del cambio. Estás son 10 de las preguntas clave que sugieren los expertos que te puedes hacer, siempre de forma honesta, para saber si estás incurriendo en algún comportamiento que te vendría bien comentar con un especialista.

¿Utilizas un lenguaje aleccionador? Si la palabra “deberías” aparece a menudo en tu vocabulario, quizá estés creando unas dinámicas complicadas con tu entorno. “Sabes, lo que deberías hacer...”. Este es un inicio de frase a menudo que da el mensaje de que tú sabes más que los demás. Puede resultar peyorativo y crea una dinámica de poder que hace que los demás se retraigan y no confíen en ti. Menospreciar la criterio o el comportamiento de la gente puede hacerla sentir mal, aunque tu intención sea motivar a alguien para que cambie una actitud que tu consideras equivocada y creas que, con ello, les estás ayudando, en realidad puede resultar ineficaz y paralizante.

¿Tienes tendencia a culpar a los demás de tus problemas? Si nunca tienes la culpa de nada o te cuesta asumir la responsabilidad o disculparte cuando cometes un error, puede también puedes considerar en buscar apoyo. Porque cuando hay un conflicto, al menos dos partes suelen desempeñar un papel y es importante que practiquemos la asunción de responsabilidades en estos casos. Además, pedir disculpas no siempre es suficiente, es mejor que elabores un plan para intentar enmendarlo.

Si siempre culpamos a los demás o al mundo exterior de nuestros problemas es posible que rompamos la confianza de alguien y que se separe de nosotros, por lo que deberíamos ser conscientes de nuestros errores y dejar de ponernos en una posición de poder si queremos hacer cambios positivos en nuestras vidas para que no se repitan estas situaciones.

¿Intentas “superar” a las personas que acuden a ti con problemas o buenas noticias? Es un poco lo que coloquialmente llamamos el “y yo más” o “anda que yo”. Es decir, esto ocurre cuando un amigo o familiar acude a ti con un problema y sueles decir algo así como: “¿Te parece grave? Deja que te cuente lo que me ha pasado” o “No eres el único con problemas, ¿sabes?" o “¿No sabes lo difíciles que son las cosas para mí?”. Con esta reacción no está creando confianza y seguridad en tus relaciones y la gente pronto se dará cuenta de que no puede recurrir a ti en busca de ayuda o de que le comprendas o, simplemente, le escuches en positivo.

Funciona del mismo modo cuando alguien acude a ti con una victoria y tú conviertes la conversación en un alarde sobre uno de tus propios logros o de tus hijos. ¿Esto son celos? Pues puede ser, aunque sea inconscientemente. O simplemente es un comportamiento competitivo que no favorece nada a tus relaciones.

¿Tiendes a recibir más de lo que das? Cuando se plantean opciones y siempre se tiene que hacer la que tú has propuesto, es una mala señal. Puede ocurrir en cosas sencillas, como a la hora de decidir a qué bar va un grupo a tomar algo o qué película ver. El problema viene cuando el comportamiento es repetitivo y siempre hay que hacer las cosas a tu manera, porque las relaciones se basan en la reciprocidad. El objetivo es dar y recibir amor y reconocimiento de forma libre. Igual que si tiendes a recibir favores, energía emocional, tiempo para hablar o incluso espacio físico, pero no das estas cosas a las otras personas de igual manera, piensa en el impacto que eso tiene en ellos. Las personas de tu vida acabarán sintiendo que ese desequilibrio y se distanciarán de ti.

Otra versión de esta actitud es que des mucho a los demás, pero luego estés resentido con la gente y se lo recuerdes o que le guardes favores. Además, estas situaciones suelen saltar cuando surge una discusión y le recuerdas lo que hiciste por él, usándolo como argumento. Este comportamiento no genera nada de confianza en los otros y te hace sentirte en una posición de poder que, en realidad, es negativa para los demás para ti de cara al futuro.

¿Dices que no te gusta el drama, pero tu vida está llena de él? Si no quieres vivir situaciones dramáticas pero tiendes a volver a la misma discusión una y otra vez, debes ser consciente de que eso es una forma tóxica de generar drama. También lo es ignorar a alguien cuando estás enfadado con él.  Y si además sueles estar de mal humor o irritable, empeoras las cosas más de lo que realmente están. Esto puede ser una forma de intentar compensar tus propias inseguridades o tus miedos a no ser el que controla la situación, cuando puede que se trate de tus propios fantasmas del pasado. Encontrar un buen terapeuta puede ayudarte a llegar a la raíz del verdadero dolor y ayudarte a procesarlo.

¿Cotilleas? Parte de crear drama es también hablar de la gente a sus espaldas o contar historias vulnerables de otras personas. Los cotilleos nos hacen sentir que encajamos o que somos mejores que los demás, pero al final nos hacen sentir peor. Además, ya sabes que si eres tú quien cotillea, no pasará mucho tiempo antes de que la gente empiece a cuestionarse si tú también hablas así de ellos y, de nuevo, te perjudicará.

¿Buscas llamar la atención en las redes sociales? Ocurre cuando tu objetivo es llamar la atención, aireas trapos sucios o publicas afirmaciones vagas tratando de obtener validación en tus redes sociales. Un ejemplo podrían ser afirmaciones como: "No puedo creer que la gente sea tan mala", "Los éxitos siguen llegando", "#heartbroken" o "Ese momento en el que sabes que va a ser un día horrible". La gente no tiene ni idea de lo que estás hablando. Se trata de una llamada para que te pregunten qué te pasa o te den un poco de simpatía, en general. Cuando ocurre esto de forma habitual, es mejor acudir a un amigo o a un terapeuta, averiguar dónde está tu problema y afrontarlo de frente.

¿Te quejas mucho? Todos tenemos días difíciles, pero si tiendes a centrarte en lo negativo o a quejarte en exceso, esto también puede tener un impacto negativo en la gente. ¿Sólo ves la peor parte de la historia? ¿O tu respuesta habitual es: "Sí, pero..."? Es decir, ves todo con un pero siempre, de forma negativa. Entonces estás agotando a tu entorno y les quitas la energía positiva, lo que acabará cansándoles.

¿Dominas siempre la conversación? Puede que estés intentando hablando todo el rato controlar tus propias ansiedades, tratando de agradar o de entretener a los demás siendo demasiado hablador. Pero esto transmite que quizás te cueste escuchar a los demás si siempre estás pensando en lo que vas a decir mientras ellos hablan. Si crees que lo que tienes que decir es más interesante o importante, o si interrumpes mucho, también puede ser una forma de gestionar las inseguridades. Obviamente, las bromas inapropiadas de género, sobre el físico de los demás o raciales, por ejemplo, son otras formas de ocupar espacio de forma tóxica.

Titania
Titania
Santander

¿Desaparecen tus amigos? Finalmente, la respuesta a esta pregunta quizás te haga replantearte de nuevo tus propias respuestas a todas las anteriores. Sea por un querer llevar la razón, por no transmitir respeto o por no valorar las opiniones de los demás, aunque no tengan que ver con la tuya, o por hacer realizar comentarios pasivo-agresivos. Si incurres a menudo en alguno de los comportamientos mencionados, un especialista en psicología y comportamiento te puede ayudar a indagar dónde está el problema y, seguramente, a solucionarlo.