Kate Middleton esperó a hablar con sus hijos para hacer público su diagnóstico, pero ¿cómo hablar de cáncer con niños?
María Ruesga, psicooncóloga de la Asociación Española contra el Cáncer, da las pautas.
"Como pueden imaginar, me ha llevado un tiempo poder recuperarme de la operación para empezar el tratamiento. Pero lo más importante era conseguir tiempo para poder explicárselo a Jorge, Luis y Carlota de una forma apropiada para ellos y tranquilizarles y decirles que voy a estar bien. Como les he transmitido a ellos, estoy bien y encontrándome más fuerte cada día, centrándome en aquellas cosas que pueden ayudar a mi mente, mi cuerpo y mi espíritu".
Con estas palabras y con la decisión de no hacer público que le habían diagnosticado un cáncer hasta que comenzaran las vacaciones de Semana Santa de sus hijos —de 10, 8 y 5 años—, Kate Middleton demostró en su videocomunicado de hace unos días que es madre antes que royal.
La princesa de Gales, en quimioterapia preventiva, ha antepuesto la protección de sus hijos, entre otros factores, en el manejo de los tiempos a la hora de informar sobre su enfermedad. Antes de que lo supiera el mundo entero, ella y el príncipe Guillermo —conocidos por seguir un estilo de crianza respetuosa— tuvieron con ellos la conversación que ningún padre querría tener.
¿Cuál es la mejor manera de abordar con los más pequeños una noticia de tal calibre? ¿Conviene edulcorárselo? "Partiendo de que cada persona tiene una necesidad diferente y que, por supuesto, depende mucho del diagnóstico, sí que hay ciertas claves", asegura a El HuffPost María Ruesga, psicooncóloga de la Asociación Española contra el Cáncer.
Como recalca, es muy importante tener en cuenta que cada caso y cada familia es distinta, "y todo está sujeto un poco a lo que la persona que va a comunicar considere".
No mentir
"Lo primero siempre es que nunca se miente a los niños, independientemente de la edad que tengan", clarifica Ruesga. No es lo mismo hablar con un niño de tres años que con uno de ocho, pero "no ocultamos, ni mentimos, sino que adaptamos el mensaje a lo que pueda entender", aconseja.
"Si el papá es diagnosticado, por ejemplo, ellos lo ven como decaído, malito, más tumbado... Aunque el niño aún no haya sido informado, se está dando cuenta de que hay algo que está pasando, porque ve a su familiar diferente. Aunque nos empeñemos en ocultar información en aras de proteger, que por supuesto es algo que se hace desde el amor, él ya se está dando cuenta", expone.
Por eso, a la hora de comunicar, recomienda ir "desde la información que ya sabe a la que no sabe" y por ejemplo empezar: "Oye, ¿te has dado cuenta de que papá ha estado más cansado últimamente o más decaído?'. "Aquí las palabras tienen mucho que ver con la edad del menor: probablemente al niño de cuatro años le vas a decir que papá está malito, pero al de ocho ya le puedes poner un nombre", puntualiza.
No hay palabras prohibidas
Otra pregunta que se suele encontrar por parte de las familias es acerca de qué palabras utilizar: "¿Nombro 'cáncer', digo 'tumor', lo llamo 'bultito'?". "Lo que solemos decir es que palabras tabú no hay, puedes utilizar la palabra que quieras siempre y cuando el niño lo entienda. ¿El peque va a entender 'cáncer'? Pues se utiliza la palabra cáncer. ¿El peque tiene cinco años y no va a entender qué es un tumor, pero sí qué es un bulto? Pues utiliza la palabra 'bulto", sugiere.
La especialista también hace hincapié en que es muy importante dejarles claro "que ellos no tienen culpa de absolutamente nada y que tampoco les tiene por qué pasar a ellos o a más familiares".
"Como no entienden muy bien a qué se están enfrentando, tienen miedo a perder a su familia. Por muy pequeños que seamos, el concepto de pérdida lo tenemos", agrega.
Dar espacio para contestar preguntas
En esa primera conversación, puede que el niño pregunte mucho o que no pregunte nada. "Ambos casos están bien en un inicio: lo normal cuando a ti te sueltan toda esta información es que no sepas qué decir o que se te ocurran muchas cosas. Hay que dar espacio", aconseja.
Por ejemplo, se les puede decir: "Han sido un montón de cosas las que te he contado, a lo mejor te surgen un montón de preguntas o a lo mejor no te surge ninguna. No hay problema, cuando tú necesites, me preguntas, que te voy a contestar".
Como incide, tienen que tener la seguridad de "contar siempre con total honestidad, no esa sensación de 'a lo mejor pregunto, pero sólo me cuentan una parte'. Aunque parece algo muy adulto, se ve en niños: ellos notan cuando falta información".
Ir anticipando lo que sí sabemos
Ruesga también resalta que es positivo "ir comunicando las cosas con antelación, pero no inventárnoslo": "Si a su papá o mamá le van a dar quimio y se le va a caer el pelo, mejor informarle: '¿Te acuerdas de que te conté que mamá tenía esto? Ahora mamá va a empezar con un tratamiento'. Y le explico, pero no le meto conceptos médicos".
Por ejemplo, prosigue: "Es un poquito intenso, mamá estará más cansada y es probable que la vayas a ver diferente. A lo mejor tiene menos pelo...' Es decir, ir anticipando información que yo conozco, pero no información que he deducido".
"No le voy a decir: 'A lo mejor luego algún día puede que a mamá le den radio'. No, cuando lo tenga confirmado, se lo voy transmitiendo para que no les pille de sorpresa", añade.
El momento de comunicarlo
La psicooncóloga subraya que es fundamental que los niños se sientan cubiertos y acompañados en todo el proceso, y que haya alguien en la familia "que vaya a estar con ellos mucho: la tía, un abuelo... o todos".
Como indica, también le preguntan recurrentemente quién es la persona idónea para hablar con los niños: "Si el papá es el que tiene cáncer, ¿se lo dice mejor el papá? ¿Mejor la mamá?". "Normalmente lo que solemos ver es que lo dice la persona que lo tiene: si es el papá, lo dice el papá, pero no él solo. Lo dice el papá con la mamá. Y si no, con otro familiar de confianza", responde.
Lo ideal es hacerlo en un entorno conocido, "por ejemplo, en una cena en casa normal de un día normal". Es decir, mejor en un escenario cotidiano que buscar un plan o una ubicación especial.
Aconseja que sea la persona diagnosticada de cáncer quien lo cuente, pero junto con un familiar: "Si la persona que lo tiene no se siente preparada, no pasa nada, no vamos a hacerle sentir culpabilidad: puede estar en la conversación y que la batuta la lleve el otro".
Hay que contar con que el niño va a estar triste, pero, como añade, "y menos mal": "Si un niño se entera de esto y no está triste, sería raro: son pequeños, pero tienen su sistema emocional. Van a estar tristes, porque es una situación dolorosa, pero si se lo explicas, si le das la oportunidad de expresarse y de estar ahí contigo, se sienten acompañados, no solos".
Cómo responder ante un '¿y se va a morir?'
Es posible que durante la conversación, o más adelante, el niño llegue a hacer esa temida pregunta de: "¿Y se va a morir?". Como indica Ruesga, lo aconsejable es decir la verdad, quizá con un "no lo sé, esperamos que no".
"Es muy utópico, entiendo perfectamente que ningún papá o mamá se siente en la posibilidad de, en esa conversación, decirle a su hijo 'no lo sé'. Asumimos que, probablemente, ante esa pregunta, el papá o la mamá va a decir 'no, cariño", detalla.
"Lo lógico sería contestar la absoluta verdad, o bien 'no, cariño, pero la vida a veces tiene estas cosas y esto es una enfermedad en la que los médicos van a poner todo de su parte', es una especie de ni no ni sí", expone. "Si le estoy contando que me acaban de diagnosticar, la respuesta va a ser que no. Si le contestas que no y la cosa, desgraciadamente, sale mal, hay tiempo para que el menor se vaya haciendo a la idea", admite.
En resumidas cuentas, "cuando hay una pregunta tan delicada, lo normal es que en ese momento seamos conservadores y le dices 'no lo sé, espero que no, los médicos me han dicho que el tratamiento suele tener mucho efecto...'. Lo importante es no mentir y no decirle 'si esto no es nada, esto es una cosita superleve...' porque luego cuando vea a su mamá o su papá que parece otra persona porque le ha sentado mal el tratamiento, está triste o decaído, no va a entender nada". Según la experta, la muerte no deja de ser un concepto muy complejo y que los niños están desarrollando "hasta casi los 12 años, aproximadamente": "No entienden en su totalidad lo que implica hasta que no tienen una edad o si ya han perdido un familiar".
Como recuerda, en todas las juntas provinciales de la Asociación Española Contra el Cáncer disponen de psicólogos formados en psicooncología "para transmitirles a los papás, las mamás o cualquier familiar el mejor de los formatos". También cuentan con un consultorio web donde poder hacer preguntas, en el que se les asesorará de forma genérica y se les derivará a la junta provincial más cercana a su lugar de residencia.